La chica fin del mundo

AutorDaniel de la Fuente

"De aquí para allá no hay nada", les dijo ese verano del 2002 el guía a los turistas que habían llegado a la altura de Cabo Norte -el acantilado inmenso de Noruega en que acaba Europa- y que estaban embebidos ante el sol de medianoche, fenómeno en que parece atardecer, en vano, para finalmente amanecer de nuevo.

Frente a ese mar tomado por el alba-crepúsculo se encontraba Marcela Cárdenas Menchaca.

"Estoy en el fin del mundo...", musitó azorada esta chica que, años atrás, pudo viajar por Asia, África y Europa, pero no había visto nada semejante a esto.

Ahí, rodeada de glaciares, frente al fenómeno solar, concluyó que viviría en Noruega.

Al volver, esta mercadóloga de la UDEM, hoy de 38 años, contó de su decisión, pero nadie le creyó. Una cosa era viajar de turista; otra, distinta, era residir ahí.

"Pero después de ver aquellos glaciares y tener la sensación de estar en el fin del mundo, me dije: 'Yo soy mujer de invierno, nací en el lugar equivocado'. Era otra frente a aquellos paisajes, la nieve, el hielo", describe ahora Marcela.

Lo que la vida le deparaba, sin embargo, es que sus pasos la llevarían más allá de aquel "fin del mundo": el Ártico, y donde nacería la que es hoy: una apasionada fotógrafa de confines.

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Esta mujer que viene del frío es menuda, de ojos expresivos, cabello largo y sonrisa frecuente, y narra a detalle lo que se le pregunte. Ilona Wisniewska, una amiga que conoció en Svalbard, el archipiélago del Océano Glacial Ártico en el que aquella vivió del 2010 al 2012, la describe: "Si no la interrumpías, podía quedarse hablando horas. Tenía muchas historias interesantes que contar y le gustaba hacerlo una y otra vez".

Marcela regresó el año pasado a su casa y, desde entonces, imparte charlas sobre sus viajes, en especial el Ártico, y a mostrar sus espectaculares fotos.

Pese a esto, la vida que llevaba hace años no la empujaba a lo que hoy emprende y le seduce. Ella es la mayor de una familia de tres hijos que tuvieron Wilebaldo Cárdenas y Estela Menchaca, y tras egresar en 1996 con mención honorífica, en vez de trabajar para alguna empresa puso un negocio de venta de regalos.

Tan bien le fue que en menos de dos años ahorró y, en 1999, estudió francés y recorrió tres continentes, pero en su itinerario hacia Escandinavia conoció a un noruego que se interesó por su ruta.

"Dedica más tiempo a Noruega", le dijo. "No te arrepentirás".

Marcela no daba crédito a lo que le contaba: un país de 4 millones, habitado casi por completo en el sur, mientras que el norte es virgen, verde, lleno de cascadas, montañas descomunales y fiordos. Un...

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