Felipe Díaz Garza / ¿Por qué?

AutorFelipe Díaz Garza

Dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey fueron muertos la madrugada del viernes, atrapados en la puerta de su propia escuela por un enfrentamiento a balazos entre soldados del Ejército mexicano y delincuentes. Apenas el miércoles pasado, el Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, había calificado de falsa la afirmación de la Secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Janet Napolitano, quien dijo que la presencia del Ejército mexicano en Ciudad Juárez no ayudó a detener la ola de violencia, por lo que Estados Unidos necesita trabajar más con México para frenar al crimen organizado.

La madrugada del viernes, la realidad demostró que el que hizo una falsa afirmación fue el Secretario de Gobernación Gómez Mont, pues el Ejército, con todo y sus buenas intenciones y la innegable valentía de sus soldados, no pudo hacer nada para detener la ola de violencia que, sin deberla ni temerla nadie de sus integrantes, azotó el emblemático colegio regiomontano.

Mas lo peor fue que, por apresuramiento, por secrecía o por malicia, las muertes de los alumnos inocentes fueron disfrazadas durante casi 48 horas como las muertes de dos de los delincuentes.

Para que alguna autoridad aceptara que los muertos eran alumnos, tuvieron que pasar dos días y mediar la presión de familiares de los caídos y de las autoridades de la propia escuela, que también se habían apresurado equivocadamente en aceptar como buena la versión oficial inicial.

Unas horas después de que los familiares y la escuela les sacaron con tirabuzón a sus autoridades la verdad sobre los muertos del Tec, el Presidente de la República, celebrando a Juárez, pontificó con dramatismo: "El Estado mexicano no habrá de permitir que organizaciones delictivas, de facto o de cualquier tipo, vulneren la libertad de los mexicanos y la legalidad que requiere el Estado nacional".

Sin embargo, en los últimos tres días de la semana pasada, además de la mortal refriega frente al Campus Monterrey del Tec, hubo otra más en la Colonia San Jerónimo, en la que murió otra víctima inocente, una joven señora que viajaba en una camioneta con su marido, quedando ambos atrapados en medio de una balacera entre soldados y delincuentes. Y hubo todavía otra más, ayer al mediodía, en La Fama, en Santa Catarina, con saldo de un escolta policiaco muerto y una...

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