Felipe Díaz Garza / Tremenda la Corte

AutorFelipe Díaz Garza

Una perla de jurisprudencia inútil aventó como ostra estéril la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al resolver que los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado no pueden expandirse para representar a empleados de otras dependencias.

La Segunda Sala de la Corte negó el miércoles un amparo promovido por el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social (SNITSedesol), que buscaba que se le reconociera el derecho de afiliar a trabajadores que, a inicios del sexenio, fueron enviados de esa dependencia a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Tal disposición es inútil, le escribo, aunque supuestamente siente precedente, porque los trabajadores transferidos, a falta de poder seguir siendo "representados y defendidos" por su sindicato de origen, pueden inventar un nuevo sindicato o varios nuevos sindicatos en la dependencia a la que han sido transferidos, afiliarse a ellos y asociarlos al de la primera fuente de trabajo.

Tal derecho lo había establecido ya la misma Segunda Sala en sentencias previas en las que estableció que "el reconocimiento de sindicatos con ámbito de competencia reducido a una sola dependencia no vulnera el derecho a la libertad sindical, ya que ello no impide que los trabajadores de una dependencia constituyan al interior de ésta los sindicatos que convengan a sus intereses, ni tampoco que los trabajadores de diversas dependencias incentiven la agrupación de sus sindicatos a través de las federaciones que estimen convenientes para la protección y defensa de sus intereses comunes".

O, lo que es lo mismo, el sindicato original, aunque negado el amparo solicitado a la SCJN, seguirá "representando y defendiendo" federadamente a los trabajadores, por llamarlos de alguna manera.

Estos últimos seguirán actuando en obediencia a las consignas sindicales de origen de líderes corruptos y extorsionadores, que sólo se representan y defienden a sí mismos, jamás a los dizque trabajadores y menos aún al pueblo de México, con cuyos impuestos se paga la extorsión sindical que ejercen todas las centrales de trabajadores ¿al servicio? del Estado.

Muy pronto, gracias en parte a la graciosa advertencia de los magistrados a los trabajadores...

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