Felipe Díaz Garza / El silencio de las inocentes

AutorFelipe Díaz Garza

Durante cada día de septiembre hubo, con denuncia de por medio, 61 víctimas de violencia familiar en Nuevo León. La suma arroja mil 838 denuncias durante el pandémico mes de la Patria, que muchos hombres celebraron a golpes a sus cercanas, pues prácticamente todas las denuncias fueron de mujeres agredidas violentamente por sus parejas masculinas.

Pero no todas las víctimas denuncian, pues además de la violencia física traducida en golpes bajos, se practican otras formas de agresión que frenan las denuncias.

Para empezar, aunque a muchos les parezca absurdo, las mujeres están físicamente en desventaja frente a sus parejas y contra cualquier hombre que quiera agredirlas.

Cada día hay más mujeres que saben defenderse con las manos y a golpes, pero el saldo sigue siendo negativo.

Además, la extorsión económica es tan aplastante y dolorosa como la de las trompadas, pues nuestra deficiente cultura social pone casi obligadamente a las mujeres bajo el "patrocinio" de sus victimadores, que condicionan el mantenimiento de pareja e hijos a la docilidad de sus víctimas y, sobre todo, al silencio de la situación.

Quién sabe cuántas denuncias habría si las mujeres brutalmente maltratadas llamaran a la autoridad cuando son maltratadas. Pero el miedo a la inopia y al abandono económico del cónyuge golpeador y chantajista extinguen cualquier intención de la mujer por defenderse.

La otra cara del asunto, no de poca importancia, es la de los padres de la víctima que le proponen que se calle la boca, pues el papel de la mujer es aguantar y no poner en vergüenza a sus padres, los de ella: ellos, demostrando su escaso respeto por el marido con el que "Dios la bendijo".

Por último, pero no al último, está la cadena interminable de procedimientos que los códigos penales torpes y policías ídem imponen a las víctimas de maltrato familiar, incluso violación, a las mujeres que se atreven a denunciar a sus medias naranjas podridas.

Podría seguirle detallando otras mil causas para desalentar a las mujeres (y hombres también) de denunciar las agresiones domésticas en su contra que les recetan sus parejas. Le...

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