Felipe Díaz Garza / A purificar el aljibe

AutorFelipe Díaz Garza

Para quienes se preguntan qué pueden hacer por el País, hay respuestas concretas.

Una de ellas es ponerse en movimiento y trabajar por los demás, concretamente por los que tienen hambre y sed, padecen frío inclemente en invierno y abrasador calor en verano, no tienen medicinas fáciles de alcanzar.

Hay mucha gente que vive así, sin casa digna, muy cerca de nosotros. Uno de esos lugares es el ejido Las Delicias, en Galeana, Nuevo León. Los habitantes de esta población no tienen servicios básicos, excepto electricidad.

Las Delicias y sus pobladores están muy alejados de la idea de Nuevo León como uno de los Estados más desarrollados de México.

Desde hace un mes, revela EL NORTE en un reportaje publicado ayer, las más de 100 familias del ejido no tienen agua, pues la bomba del suministro no sirve y tampoco llegan pipas.

Para obtener agua potable deben ir a comprarla, a 40 minutos en auto, algo que muy pocos pueden hacer.

"Afecta mucho", dice María Elba Cortés, junto a sus hijos de 2 y 6 años, "porque para bañarnos esta agua está muy fea. Para lavarse las manos, los niños y todo es mucha bacteria, porque de aquí toman los animales, las cabras".

Es terrible enfrentarnos a la idea de que semejantes nuestros beben agua acumulada en el mismo aljibe en que beben las cabras, cuya subsistencia, además, es indispensable para que estos animales no se mueran de sed y, con ellos, mueran las últimas posibilidades de los desgraciados pobladores de Las Delicias, Galeana o de Iturbide o de Zaragoza o de Dr. Arroyo. Duele, ¿no?

Pero lo más terrible es que esto no es novedad. Hace 58 años, en 1960, me enrolé en las Misiones Universitarias. Yo tenía 15 años y recién había entrado a la Preparatoria 1, la del Colegio Civil. Las misiones eran una actividad estudiantil.

Los misioneros, que no lo éramos por religiosos, sino por compromiso con una misión humanitaria, proveníamos de todas las escuelas, especialmente Medicina, Odontología, Agronomía y Civil, que nos íbamos los fines de semana y en las vacaciones de Navidad y Semana Santa a echarle la mano a la gente fregada, fundamentalmente la del sur de Nuevo León, tan fregado entonces como ahora.

El primer cuadro de horror con el...

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