Felipe Díaz Garza / Sin lugar para los débiles

AutorFelipe Díaz Garza

Nuevo León padece hoy generalizadamente violencia homicida, asaltos, robos, secuestros, extorsiones, violaciones y otros crímenes abominables.

Creíamos que esos tiempos habían pasado, pero han regresado aderezados por una campaña terrorista conspirada, estratégicamente centrada en San Pedro.

Pero la ola de delitos devastadores, como el asalto homicida al joven Yarte, no se circunscribe a la Ínsula Barataria de la Sierra Madre.

Los crímenes afectan a todo el Estado, pero con particular impacto en el área metropolitana que, para efectos criminales, es ahora la de San Pedro y ya no la de Monterrey.

Y ¿qué hacen los responsables de prevenir o combatir la criminalidad y procesar y llevar a castigo a sus autores?

Pues muy poco o nada y lo que hacen poco o nada tiene que ver con la protección de los ciudadanos honrados de Nuevo León, pareciendo que quienes debían ser sus protegidos sean más bien aquellos contra los que debían proteger a la sociedad organizada no a la delincuencia organizada.

Le escribí aquí mismo la semana pasada del extraviado interés en la seguridad de sus desprotegidos gobernados del desgobernador Jaime Rodríguez Calderón, quien gastó los primeros tres años de su periodo constitucional en su promoción personal para ser Presidente de México. Lo que afortunadamente no logró.

Mas pudo haber llegado a la sillota nacional, lo que estaríamos llorando hoy como plañideras de oficio.

Pero Jaime no es el único desviado de su deber, ni siquiera el más incompetente. Hay otros peores que él. Empiece la lista con el Fiscal General de Nuevo León, Gustavo Guerrero.

Este abogado nuestro que no aboga por nosotros mira "desde lo alto de su divina apatía", como escribió Samuel Beckett de Dios.

El tsunami de terrorismo: homicidios multiplicados como conejos, asaltos, robos y todos los demás delitos graves que literalmente, no en vaga percepción, se dan por docenas diariamente en las calles, los centros comerciales y las casas del área metropolitana de San Pedro, Monterrey y cerca de una docena de municipios cercanos incluidos.

La apatía del abogado Guerrero, más diabólica que divina, sólo la rompe este mal llamado Fiscal, que...

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