Felipe Díaz Garza / De lengua me como un taco

AutorFelipe Díaz Garza

El fracaso de la campaña contra la corrupción que el Gobernador Jaime Rodríguez Calderón comisionó a Ernesto Canales Santos es algo más, mucho más, que un indicador carretero.

El hoy Mandatario estatal se comprometió en su campaña con los nuevoleoneses a meter a la cárcel a su antecesor inmediato, Rodrigo Medina, y a todos los corruptos de su régimen.

Apenas tomó posesión de la silla que ocupaba Rodrigo que mandó tirar y luego recoger, Jaime renovó el compromiso de campaña y designó a Canales como su zar anticorrupción, dándole instrucciones precisas de perseguir penalmente a Medina y los suyos.

Hay que puntualizar que, aún antes de tener la autoridad para montarse en la "Operación Tornado" para procesar al ex Gobernador, el candidato y su perseguidor en residencia tenían todos los pelos de la burra en la mano para lograr su objetivo: al menos eso era lo que presumían.

Además, la presión popular de un electorado agraviado profundamente por los Gobiernos priistas, especialmente el federal de Enrique Peña Nieto y el estatal de Rodrigo Medina, este último percibido en flagrancia como deshonesto y cínico, le dio la fuerza legítima de cientos de miles de votos a Rodríguez Calderón para ganar las elecciones y arrancar su periodo con un respaldo popular real y efectivo.

La lucha contra la corrupción, centrada estratégicamente en meter a la cárcel al ex Gobernador, se convirtió en la bandera del nuevo Gobierno. Ese estandarte fue traicionado por el abanderado o, más bien, los electores que lo abanderaron fueron traicionados por Rodríguez Calderón.

El Gobernador y su ujier anticorrupción acabaron lavándose las manos y mandando a Medina a instancias más altas y perdonadoras, las de Diosito, a quien el cachazudo Jaime, en el más puro estilo AMLO, invoca en falso a cada rato.

Por supuesto que no hay nadie de los supuestos perseguidos en la cárcel. Rodrigo Medina estuvo un ratito en considerados o algo peor, con un guarura en residencia, que saludaba más a la cámara que el ex Gobernador arropado en un uniforme carcelario, que le quedaba al muñeco Rodrigo como un traje de Ermenegildo Zegna. ¿Se acuerda...

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