Felipe Díaz Garza / El invasor purépecha

AutorFelipe Díaz Garza

Brandon González es descendiente de una cultura esplendorosa, la purépecha o tarasca, casi tan antigua como la griega, pues hay rastros de su presencia cuando menos desde el año 1800 antes de Cristo.

Nació en Michoacán, pero su familia se lo llevó a Houston cuando solo tenía ocho meses de edad.

Este prodigioso tiempo y la guerra de Trump contra la inmigración a su sueño americano de ilegales latinos, regresó al sorprendido joven purépecha deportándolo, 20 años después de llegar a la ciudad espacial y regresándolo de narices al fregadero a un país en el que no tiene a nadie ni conoce a nadie ni es nadie.

Vamos, ni siquiera tiene a un Gobierno amistoso que lo proteja cuidadosamente como protege a los migrantes de otros países de Centro y Sudamérica que Trump considera invasores peligrosos que deben ser erradicados y echados al sur de inmediato, donde el gobierno del descendiente maya López Obrador le hace el favor al gobierno del descendiente germano de administrar de alguna forma el paso de los erradicados por México.

Nuestro Presidente es un buen hombre y trata humanitariamente a los migrantes centro y sudamericanos deportados por Trump, autoungido dios del trueno y de la guerra.

AMLO acomoda a los peregrinos echados del reino soñado, les da de comer y los manda para su casa o les da trabajo y acomodo aquí, donde la mayoría encontrará familiares y amigos.

Pero eso no impedirá que, más temprano que tarde, los que se queden aquí regresen por algún agujerito de esta porosa frontera que los mexicanos compartimos con los americanos, a los que llamo así cortésmente, ya que ellos carecen de un gentilicio apropiado, ya que no propio.

Regresarán, aunque el Presidente Thor los agarre a trancazos con su icónico mazo.

Regresarán muy pronto, tan pronto como una elección presidencial afortunada cancele la desafortunada era Trump y la Cuarta Transformación de México se lo lleve al rancho de López Obrador, quizás junto con su eventual anfitrión.

Pero volviendo a Brandon González, el descendiente de la tradición purépecha o tarasca no tiene aquí perro que le ladre.

Toda su vida, sus 21 años apenas alcanzados, se escenificó en Houston, de donde no regresó ni por el cambio.

Su migración lo transformó...

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