Felipe Díaz Garza / El fuego de Tabasco

AutorFelipe Díaz Garza

Calígula, cuya muerte en 41 se conmemoró ayer, se consideraba un dios. Decía ser hermano de la luna, un lunático dirían algunos. Pero sus verdaderas locuras iban más lejos, como cuando muy joven mandó cerrar las fuentes de agua y los graneros públicos tras una prolongada época de abundancia.

Así los romanos hambrientos por el capricho de Cayo Germánico no olvidarían su condición mortal y reconocerían la condición divina del emperador cuando éste reanudara el flujo del líquido y del grano.

El alucinado César descendiente de césares descubrió una conspiración contra su vida, encabezada por su pretor Quereas, una de cuyos comunicados a sus cómplices había sido interceptado por el emperador, que exhibe la tablilla a su guardia pretoriano como prueba de su infame acción en proceso.

Ante el silencio del acusado pescado in fraganti, Calígula tomó una antorcha y con ella quemó la prueba, invitando al desleal Quereas a continuar con sus propósitos, pues era inocente, ya que la prueba de su culpa había desaparecido.

Lleno de soberbia divinoide, como lo retrata Albert Camus en su obra teatral "Calígula", el reyezuelo le recetó una tesis demencial al conspirador: "Admira mi poder: ni los mismos dioses son capaces de restituir la inocencia sin castigar antes. Pero a tu emperador le basta una llama para absolverte y alentarte. Continúa, Quereas, continúa hasta el fin con el magnífico razonamiento que expusiste. Tu emperador aguarda el descanso, es su manera de vivir y de ser feliz".

Los huachicoleros conspiran activamente contra la nación y, desde luego, contra el jefe de esa nación, que en este caso es Andrés Manuel López Obrador.

Llevados por el hambre, por la sed de justicia o por delincuencia vulgar simple y llana, los ladrones de gasolina que perforan ductos de Pemex y los ordeñan son probados enemigos de la patria.

Sobran las pruebas, pues el fuego que los mató en la explosión que ellos mismos causaron en Hidalgo los condena, aun incineradas las tablillas por los dioses, encabezados por un emperador contradictorio, hoy dicharachero, juguetón y soberbio como AMLO, a quien le basta una llama o muchas...

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