Felipe Díaz Garza / ¡Ya basta!

AutorFelipe Díaz Garza

Es inaceptable el "cobro por piso" que, ya sean grupos criminales organizados o individuos embozados con el prestigio cartelero, está siendo ejercido contra comerciantes e industriales, grandes, medianos y chicos, en el Monterrey metropolitano.

Se les cobra por protegerlos, lo que quiere decir que los propios cobradores no les harán daño y les "darán permiso" para trabajar. Por supuesto que el "servicio de protección" ofrecido es de contratación obligada y su rechazo implica ser atacado.

Casi todos los llamados pagan sin denunciar por esta bizarra protección. Y no sabemos cuántos de los muertos que aparecen a diario en esta Ciudad y su entorno son personas que fueron renuentes a pagar. Quizás así se explica el reciente granadazo en un negocio regiomontano, más atribuible a un pago de "protección" no cumplido que a un ajuste de cuentas entre pandilleros, como algunos despistados funcionarios públicos proponen.

No escapan al ataque terrorista los medios de comunicación, cuya capacidad de resonancia podría preocupar a los extorsionadores. Una distribuidora de este periódico a tiendas en Pesquería fue interceptada hace días por un comando terrorista que les advirtió que no podrían seguir haciendo su trabajo mientras no pagaran cuota, regresándolos por donde habían llegado con su cargamento e instándolos a fijar ellos mismos el monto y regresar con el pago al día siguiente, si querían seguir cumpliendo su misión. ¡O cuello!

Igual que todas las formas de criminalidad contra la sociedad, ésta debe ser perseguida eficazmente por la autoridad. Mas policías, jefes policiacos, el Procurador de Justicia y el Gobernador parecen estar más asustados e ignorantes que los asustados e ignorantes ciudadanos, que ya estábamos así antes del actual Gobierno, sí, pero hemos seguido igual o peor durante los ya siete meses del viajero frecuente Jaime Rodríguez.

Nadie en el Gobierno mueve un dedo efectivamente contra la criminalidad y menos ahora que se puso de moda la venta de protección. Eso nos lleva a pensar que el mismo Gobierno está siendo sometido al dichoso cobro de cuota, eventualmente pagadera en especie (silencio y disimulo), lo que explicaría el gran dedo inmóvil del poder estatal...

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