Felipe Díaz Garza / Se acabó la gracia

AutorFelipe Díaz Garza

A la menor provocación, el Presidente Fox presume de la libertad que los mexicanos tenemos bajo su mandato. Nada menos el jueves entregó en su casa el Premio Nacional de la Juventud y aprovechó la ocasión para pontificar ante su obligada audiencia que: "En nuestro país reinaba el autoritarismo, la regresión, no hace muchos años no éramos verdaderamente libres porque la violencia y la arbitrariedad del estado eran moneda de uso". Fox dijo allí mismo que actualmente no se persigue ni se amenaza a nadie, pero no se negocia la ley ni tiembla la mano para actuar con firmeza y por encima de intereses de grupo: "Todo está ocurriendo en un México democrático, en un México de amplio goce de libertades, plural, pluriétnico".

Aprovechando el micrófono del Premio de la Juventud, el Presidente les respondió a otros premiados nacionales, los de Ciencias y Artes, quienes un día antes, al recibir sus premios en Los Pinos, le reclamaron a su anfitrión el rezago educativo del País, la disminución del apoyo federal a las universidades públicas, el descuido y abandono del Conacyt y el raquitismo de los apoyos federales a las ciencias básicas y a las revistas especializadas. Así le habló al Presidente la escritora Margo Glantz, a nombre de ella y de los otros siete artistas, intelectuales y científicos galardonados, a quienes Fox acababa de entregar los reconocimientos.

Hace unas dos semanas en una gira por su propio estado natal, Guanajuato, el mandatario fue increpado por un joven estudiante que le echó en cara la pobreza creciente de muchos mexicanos. No hace más de un año que una jovencita recién graduada del Politécnico, a la que el Presidente galardonó en Los Pinos por su aprovechamiento escolar, le pidió a su premiador que no le diera premios sino trabajo pues, al graduarse, se había convertido en desempleada, junto con miles de jóvenes mexicanos más.

Este año, el Congreso de la Unión, usted lo sabe mejor que yo, elaboró por su cuenta el presupuesto del Presidente, lo que éste, Fox mismo hasta el año pasado, hacía antes personalmente. No sólo eso sino que, cuando el mandatario replicó y pidió correcciones a las asignaciones presupuestales que le impuso el Congreso, los legisladores le regresaron sus peticiones sin concesión alguna y le ordenaron acatar el mandato de la Cámara.

Tiene razón el Presidente Fox. Las cosas han cambiado en México. Todas estas situaciones que le acabo de referir lo testimonian. La voz del Presidente era irrecusable, ya no lo es...

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