Felipe Díaz Garza / Los abandonados de Chalco

AutorFelipe Díaz Garza

Usted y yo celebraremos jubilosamente esta noche el fin del 2018. Lo que más inspirará este festejo es la esperanza ensoñadora de que el año 2019 sea mejor que el 2018 que termina hoy.

Pero hay gente que no celebrará el paso de la noche vieja y la llegada del nuevo día, ni tendrán a su alrededor una amorosa familia ni muchos amigos. Pasarán esta noche en la misma inconsciencia en la que viven desde hace muchos años sin saber que cada 12 meses es tiempo de fiesta y de esperanza.

El grupo al que me voy a referir está compuesto por 107 pacientes que viven permanentemente en el Hospital Samuel Ramírez Moreno, un psiquiátrico ubicado en Chalco, Estado de México. A todos ellos, revela una nota periodística publicada ayer en EL NORTE, los abandonaron sus familiares, en algunos casos sin dejar el nombre del familiar que desecharon.

El director del hospital relata que el promedio de estancia de los pacientes es de 35 años, "pero hay algunos que llevan 51 años con nosotros". Entre los internos quedan tres o cuatro de más de 80 años de edad que vivieron en la Castañeda, psiquiátrico general de la Ciudad de México, que fue construido en el Porfiriato y que desapareció como hospital, a mediados del siglo pasado.

Son 107 pacientes que llegaron a reclusorios, el DIF o psiquiátricos como el Fray Bernardino Álvarez, el Infantil Juan N. Navarro o a la Castañeda. Sin nadie que respondiera por ellos, terminaron en el nosocomio de Chalco. "Nadie los quiere en ningún lado", dice el director del hospital, en el que hay pacientes que viven ahí desde que se creó el Ramírez Moreno.

Sólo la muerte interrumpe el abandono de estos reclusos de su propia mente. Pero no siempre, pues algunos no se han ido al morir, sino que sus cenizas han sido esparcidas por los jardines de la institución que se convirtió en su familia y su hogar.

No quiero echarle a perder el festejo y menos todavía si usted se lo ganó sobreviviendo a un año verdaderamente difícil, social, económica y políticamente hablando. Pero sí quiero pedirle, y me comprometo yo mismo a hacer lo propio, que esta noche de diversión esperanzada, dediquemos un momento, junto con...

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