Felipe Díaz Garza/ Otro del cambio

AutorFelipe Díaz Garza

Al cesar a su Subsecretario de Transporte, quizás por ser honesto pero no parecerlo, el Gobernador Canales no soluciona el problema del transporte urbano en Monterrey. Le escribo que el despido de Jaime Bortoni no soluciona nada, ni siquiera lo intenta, pues lo corrieron sólo porque un hallazgo periodístico reveló que favoreció a su familia.

Bortoni no fue despedido por no mejorar el pésimo transporte urbano que padecen los regiomontanos menos favorecidos. Es más, esa incapacidad de ejecución del ex Subsecretario ni siquiera figuraba en las tachas de su "check list" operativa, pues el mismo Gobernador disculpó su incompetencia dos días antes del despido diciendo "los responsables de evitar que haya ese servicio pirata, pues somos las autoridades estatales, (pero) tenemos un pequeño equipo de supervisión del servicio público del transporte, no sólo en taxis sino también en camiones" (la situación podrá ser enfrentada) en la medida en que tengamos capacidad a través del equipo supervisor, dependiente de la Subsecretaría Estatal de Transporte y del auxilio y del apoyo de las policías de tránsito municipales y, lo que es muy importante, de los usuarios".

Canales se refería específicamente al asunto de los taxis piratas, pero lo que dijo sin duda refleja su opinión del desempeño de Bortoni, de cuya pobreza el Gobernador en persona culpó a la escasez de personal y supongo que de presupuesto. El Mandatario no sólo exculpó de su incompetencia al entonces Subsecretario, horas antes de cesarlo por favorecer a su nuera y a su consuegra, sino que se exculpó a sí mismo y a todos los funcionarios, empleados suyos, involucrados en el área del transporte urbano de pasajeros.

Aunque esté tipificado por la ley como un delito, favorecer a familiares no es algo que necesariamente afecte el desempeño de un funcionario o de un gobierno. Es más, a veces, los demás ni siquiera lo ven feo sino natural. Canales lo sabe muy bien, pues hace unos pocos años él mismo calificó como insignificante el hecho de que su primo y socio, Benjamín Clariond, entonces Alcalde de Monterrey, ordenara la compra de camiones recogedores de basura a una agencia automotriz, de la que ambos primos eran copropietarios.

Pero no resolver y hasta empeorar los problemas específicos para cuya solución se le designó, sí es algo feo que definitivamente afecta el desempeño y la productividad de un funcionario. Jaime Bortoni no pudo con el paquete del transporte urbano, como tampoco pudo Pedro Garza...

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