Felipe Díaz Garza / La cola del Pericón

AutorFelipe Díaz Garza

Muy recientemente el Presidente Peña Nieto le dijo al diario francés Le Figaro que: "En siete meses hemos observado una baja gradual de la violencia en el País aunque todavía queda mucho camino por recorrer". Sin duda la entrevista, publicada el 19 de julio, forma parte de la orden que dio el General, como cantaba Cri Cri, que "las cinco vocales van a desfilar". Este jefe de todos los Generales, el Presidente Peña, mandó bajarle el tono vocal a la información sobre la violencia criminal en el País y, de allí, su declaración fabulosa a Le Figaro.

Mas los criminales no saben de mercadeo de la seguridad pública o sí saben y quisieron desafiar al Gobierno, poniendo a prueba la creatividad de Esopo, por lo que muy pocos días después de la ensoñadora prédica de Peña Nieto en el rotativo francés, el Vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet, Comandante de la Octava Zona Naval, fue asesinado en Michoacán en un ataque al vehículo que lo transportaba de ese estado a su sede de mando, en Puerto Vallarta.

El marino iba acompañado por su esposa, quien sobrevivió milagrosamente. Aunque más milagroso resultó que los supuestos atacantes hayan sido identificados, ubicados y capturados muy pocas horas después del ataque. Continuaron los milagros: los bandidos confesaron rápidamente su crimen y declararon ser miembros de la banda de los Caballeros Templarios, con lo que el caso quedó virtualmente cerrado, apoyando así la tesis presidencial en Le Figaro.

Esta semana se calentaron los medios de comunicación con las noticias sobre el inocultable alzamiento de habitantes y la Policía comunitaria de El Pericón en el estado de Guerrero, que apresaron y mantuvieron secuestrados, durante más de 30 horas, a unos 60 militares, para apoyar su demanda de ser recibidos por el Gobernador Ángel Aguirre y que éste resolviera sus exigencias. La acción fue en respuesta a la detención, por parte de los soldados, de cinco agentes de la Policía comunitaria, a quienes les decomisaron dos pistolas calibre .45 y 9 milímetros y una subametralladora Uzi.

Después de la captura de los militares por la ciudadanía y sus guardias comunitarios de autodefensa, altos funcionarios estatales, entre ellos el Procurador y Secretario de Gobierno, y delegados federales fueron retenidos...

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