Federico Reyes Heroles / Grandeza de lo oblicuo

AutorFederico Reyes Heroles

"¿De qué serviría la política, si no se pudiera alcanzar por vías oblicuas lo que es imposible alcanzar por la línea recta?".

Maquiavelo (de Maurice Joly)

Entre las intenciones y la terca realidad siempre hay abismos. En cómo cada quién decide sortearlos, si lo decide, radica parte de la definición de cada ser humano. Hay quien se doblega de entrada, la realidad se le impone. Hay quien, en cambio, se rebela y sale a alterar el curso de las cosas. Quien transforma merece siempre mayor reconocimiento, de nuevo a Maquiavelo, el original. Pero, ¿hasta dónde se puede y se debe llegar en ese ánimo transformador? Esa es una de las grandes intrigas de la política.

Hay quienes están dispuestos a mentir, a atropellar, a traicionarse a sí mismos con tal de obtener lo que se proponen. No hay principios ni ideales. Se trata de una alimaña bastante despreciable dispuesta a comer carne humana con tal de estar en la acción. Hay, en contraste, otros seres incapaces de pasar de la declaración al logro concreto, no son malos, pero son inútiles. Transformar con rumbo es el reto.

En México hay una admiración cultural por el pragmatismo. Parte de la larga estadía del PRI y antecesores en el poder se debe a ello. El País se movía. Los atropellos e injusticias cometidos en el camino, en lugar de recibir condena, caían en una especie de oscuridad tolerada. Ante todo se evaluaban los resultados -crecimiento y movilidad, los centrales- típico síndrome de una cultura autoritaria.

Pero las cosas cambiaron, los grandes resultados fueron desapareciendo; los costos -impunidad, corrupción, ineficiencia- se acumularon hasta la ignominia. La sociedad mexicana exigió, cada día con más fuerza, no sólo hacer, sino hacer bien. Respeto a las leyes, probidad, eficiencia se convirtieron en reclamos muy extendidos. Ésta es la ola sobre la cual, por fortuna, se montó la modernización política de las últimas décadas, menos pragmatismo y más principios, mirar no sólo a los resultados, también a las formas de hacer. Pero sería una ingenuidad pensar que el pragmatismo cultural desapareció, para nada, todo indica que está adormecido. Ese adormecimiento es la gran oportunidad que tenemos de consolidar un respeto por la cultura democrática.

Demostrar que democracia y eficiencia son compatibles es el gran desafío histórico de la gestión de Vicente Fox. La figura de Madero como un demócrata, es cierto, pero iluso y al final del día perdedor, pesa sobre el llamado "inconsciente colectivo". Un...

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