Federico Reyes Heroles / Corresponsables

AutorFederico Reyes Heroles

El amanecer mexicano a la democracia formal nos ha traído varias sorpresas. No todo se arregla con la alternancia. La falta de seriedad de los gobernantes es pareja, cruza a todos los partidos. Las vanidades y protagonismos son un virus que ataca a cualquiera. La corrupción no acepta exclusividades, se practica en todos los frentes. Los problemas centrales del País siguen allí. La alternancia ayuda a desplazar camarillas, vamos, a que no se perpetúen en las sillas indefinidamente, pero camarillas aparecen en todas partes. La lista de malas noticias ha propiciado un desencanto.

Pero también hay un aspecto positivo. Los mexicanos del 2003 parecieran más realistas. En el horizonte ya no está la pócima mágica que cure todos nuestros males. Lentamente nos encaminamos a un catálogo de exigencias terrenales. Creemos menos en los santos y más en las debilidades generalizables y generalizadas de los mortales, con cualquier camiseta partidaria.

Más que la venta de posturas ideológicas o morales sin sustento los mexicanos reclaman resultados. Sólo así se explica uno que López Obrador, que hasta hace poco era el "coco" de las clases medias capitalinas, hoy tenga su simpatía. Sólo así comprende uno que el PRI vaya a reconquistar Nuevo León, como lo ha hecho en otras latitudes.

Los problemas de fondo empiezan a reaparecer en la agenda después de un periodo de ensoñación democrática. Uno de esos problemas es la actitud de los propios mexicanos frente a las leyes y frente a nosotros mismos. ¿Cómo creer en los nuevos políticos si hacen exactamente lo mismo que criticaron en sus adversarios?

Los panistas se daban baños de pureza señalando el Pemexgate hasta que apareció su asuntito de Amigos de Fox. Para no hablar de los negocios del Partido de la Sociedad Nacionalista o la posición familiar de los verdes y las medicinas. Las irregularidades en el financiamiento de las campañas ya se convirtieron en regularidades. Ahora, en el mejor estilo priísta, vemos al Presidente Fox inundar las pantallas de televisión y las transmisiones de radio promoviendo su gobierno con la clara intención de apoyar a su partido. Lo mismo de hace tres, seis o doce años. Somos demócratas, no tontos, dijo uno de sus principales asesores como explicación de la campaña con recursos de Presidencia. Son lo mismo, dice el común de los ciudadanos y no le hace falta razón. Esa veta torcida de los mexicanos escapa a todas las leyes. Es esa veta torcida la que propicia desesperación...

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