FAMILIA 21 / Autoridad sí, autoritarismo no

AutorJesús Amaya

Quiero aprovechar este espacio para ponerles en guardia ante las modas y la ley del péndulo.

El siglo pasado era evidente la influencia de la disciplina autoritaria en las familias y en las escuelas que ha sido criticada muy fuertemente, porque anulaba la libertad de los hijos y prolongaba una injusticia parental.

Psicólogos y educadores han considerado que la familia era castradora y los padres un peligro para el niño. También la escuela sufrió ataques muy parecidos, considerándola memorística y tan estricta que coartaba la creatividad y personalidad de sus alumnos.

Para huir de este autoritarismo se impuso en este siglo una educación permisiva y sobreprotectora que desconfía de la autoridad de los padres y maestros e intenta limitarla.

Se repite como una verdad absoluta la afirmación de Freud (padre del psicoanálisis): "Hagan lo que hagan los padres, lo harán mal".

Vivimos una época de desconfianza y nos da miedo hablar del principio de autoridad, por si volvemos a tiempos pasados.

Se confunde autoridad con autoritarismo, cuando el principio de autoridad es fundamental para la formación de los hijos. Yo soy el responsable de la educación de mi hijo, por lo tanto, no puedo ser igual a él.

Una mamá me comentó al final de una conferencia: "Tengo una hija de 5 años y me trata como igual. Quiere tener los mismos derechos y privilegios que yo tengo: quiere sentarse adelante del carro y yo atrás, quiere acostarse a la misma hora que nosotros o estar en la misma mesa con los adultos en una reunión. Y me dice que somos iguales".

Yo como padre no puedo ser igual a mi hijo...

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