A falta de apoyos, arman su cabina

AutorDaniel Santiago

A un par de kilómetros del Aeropuerto Internacional de Monterrey, el estruendo del tráfico de aviones se confunde con el ruido de los aparatos que jóvenes utilizan mientras cortan, lijan y ensamblan hojas de madera.

Poco a poco, su creación toma forma y estos 17 alumnos de la Universidad Politécnica de Apodaca (UPA) ven con satisfacción lo que en un año aproximadamente será una cabina de vuelo construida por ellos mismos.

La institución en la que estudian estos chicos, muchos de ellos de escasos recursos y que provienen de puntos como García o Pesquería, no forma pilotos ni diseña aviones.

Esta escuela tiene puesta su mirada en capacitar a profesionistas que alimenten la creciente demanda de personal que la industria aeronáutica en Nuevo León necesita, ya sea en el diseño, fabricación o mantenimiento de componentes.

EN PLENO DESPEGUE

La UPA, de sustento estatal y federal, con 330 alumnos, de los que el 30 por ciento son mujeres, inició actividades en 2011. Por cuatrimestre, cada estudiante paga alrededor de 700 pesos.

Ante la falta de recursos y promesas de apoyos que no llegan, la institución decidió involucrar a estudiantes de sus tres carreras en la construcción de una cabina de avión, con proyectos en diferentes materias.

Desde enero, los alumnos de diseño industrial ensamblan el cascarón aéreo como parte de su clase Taller de madera y textiles.

Cuando esté listo, el grupo de sistemas computacionales trabajará en la instalación de tableros, cables y componentes. Al final, los más avanzados de aeronáutica ocuparán la cabina para sus talleres de simulación.

En el País hay instituciones equipadas, como la reconocida Universidad Aeronáutica en Querétaro. En la Ciudad, la UANL tiene un moderno centro de investigación y un Conalep posee su avión como laboratorio.

La UPA aplica una ingeniería a la inversa, dice Alberto Pérez Unzueta, su secretario académico.

"No nos cruzamos de brazos para ver cuándo llegan los recursos. Así que estamos construyendo desde cero. Vamos a hacer la cabina, aunque sea de madera", dice el investigador.

Lejos de ver la carencia de equipo como una debilidad, la universidad lo toma como una fortaleza.

"Diseñar desde cero es encontrar el sentido, el por qué va esta o aquella pieza, y eso nos da una ventaja competitiva de formación", señala el directivo.

De las más de 50 empresas de la rama aeronáutica que hay en la Ciudad, la institución tiene convenio con unas 10, entre ellas MD Helicopters. Algunos empresarios de...

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