Falla sabor de su pastel

AutorEdgardo Resendiz

Montar un melodrama, como debe ser, implica abordarlo con más víscera que razón, porque muchos de sus elementos sólo podrán ser plenamente asimilados desde una perspectiva emocional.

Y es aquí donde radica su más grande riesgo, porque cualquier falta de precisión en tan difícil género puede provocar que el resultado se desvíe hacia el exceso, el absurdo o bien hacia el aburrimiento.

Pues las tres cosas casi le sucedieron el domingo por la tarde a "Pastel de Zarzamora" de Jesús González Dávila, puesta en escena por la Compañía de la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana, en el Auditorio San Pedro.

Lo que sí es un hecho es que el montaje de Cristina Michaus de la tercera parte de la trilogía de González Dávila sobre "los dañados" ("El Jardín de las Delicias" y "Muchacha del Alma" son las otras dos) tiene como características el arrojo, la entrega y la intención de llevar la historia y sus implicaciones a profundidad y hasta sus últimas consecuencias.

La directora le da a la narración un ritmo realista, pero ágil, que funciona a la perfección en gran parte del texto, pero que en momentos resulta contraproducente pues hace que algunos parlamentos suenen poco creíbles o incluso inertes.

Todo ocurre en una casa de la clase media...

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