Exporta regio su arte sacro

AutorAbraham Vázquez

En la parte central de un lienzo de madera y manta blanco, que dobla su altura, el pintor Manuel Verástegui acaba de terminar un dibujo a lápiz. Es un rostro masculino que mira con serenidad.

Aún le falta el volumen que le darán las sucesivas capas de óleo, que llegan a ser hasta 20, pero la obra, que será hiperrealista, comienza a respirar.

"Para el hiperrealismo requieres un dibujo casi perfecto", dice Verástegui en entrevista en su taller en la Colonia María Luisa.

El artista aclara que esto será parte de una obra de arte sacro; pero de no decirlo él sería difícil adivinarlo.

La obra, un encargo que estará en mayo en una capilla del Antonian College High School en San Antonio, Texas, luce muy distinta a lo que se podría pensar que es el arte religioso.

"La finalidad es hacer un arte sacro y religioso de acuerdo a nuestra época. Hay que usar elementos de acuerdo a la época", dice.

Durante los últimos 12 años, Verástegui ha combinado la pintura religiosa con el hiperrealismo, una rama radical del realismo que surgió en los 60 y cuyas obras más que pintura parecen fotografías.

El resultado es una forma personal de reinterpretar el arte que va a las iglesias.

Hay que ver algunas de las partes ya terminadas de esta obra, cuya parte central mide 5 metros de ancho por 4.5 metros de altura, para comprobarlo: los soldados romanos, la María Magdalena llorando tienen facciones mestizas, y hasta cierta alegría del arte pop.

Nada que ver con los solemnes cuadros oscuros y fríos...

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