Examinan los legados de la Feria

AutorDaniel de la Fuente

¿Qué lector no es feliz en una feria del libro? La pregunta quizá no aspira sólo a una respuesta elemental: podría desatar hasta una reflexión de corte existencial.

¿Qué experimenta un lector al verse rodeado de stands perfectamente ordenados, con miles de títulos a la mano, en un ambiente agradable, cómodo?

Ahora bien, ¿qué le ha dado a Monterrey la Feria Internacional del Libro en sus 13 años de existencia? ¿Cuáles son los beneficios concretos del evento en una zona que, hasta hace unas décadas, era considerada la última frontera de las humanidades en México; la zona de la que dijo Vasconcelos que ahí finalizaba la civilización y comenzaban los dominios de la carne asada?

Alguien podrá recordar el "Ya va madurando esto, de veras, ya va madurando", declarado por Rafael Rangel Sostmann en la apertura de la Feria de 1998. Años antes habían hecho su arribo personalidades como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Jaime Sabines, Ángeles Mastretta.

"Siempre les he dicho que no debemos de preocuparnos por ser la mejor del norte, sino por ser la mejor de México aunque no sea en tamaño, sino en organización y calidad y número de eventos y participación, y número de innovaciones que podamos traer", añadió el Rector del Sistema Tec de Monterrey, de cara a un futuro que se antojaba próspero.

Y es que, ¿quién hubiera negado que la historia sería benévola con el proyecto que inició en una modesta carpa calurosa y de colores alegres que se instaló en el estacionamiento del Tec de Monterrey, en 1989, y que, mejor aun, habría de dar tanto a la Ciudad, innegablemente?

Hoy pareciera que la Feria se debate entre vientos de renovación y, a la vez, de buen ánimo por parte de los regiomontanos, quienes todos los años superan el récord de visitantes. Por ello, un puñado de personas involucradas en el devenir cultural de la Ciudad hablan sobre los beneficios del evento, sus frutos. ¿Hasta dónde han llegado? Pero, también, sobre los retos, lo que falta.

La librera Diana Ylizaliturri, el editor José Antonio Chaurand, el historiador César Morado y el intelectual Jesús Mario Lozano abordan el tema desde distintos puntos de vista, a fin de enriquecer la reflexión en torno a una de las empresas culturales más loables y entrañables del Tecnológico.

Primer legado: Ferias escolares

Para Ylizaliturri, propietaria de la librería Laberinto, un fruto importante que ha generado la Feria del Libro ha sido el nada fácil surgimiento de ferias libreras en los colegios de la Ciudad.

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