Evita el bullying del profesor
Autor | Andrea Acosta |
Se tiene la idea de que el bullying dentro del aula se da entre compañeros... Pero también puede ocurrir de profesores a alumnos.
Aunque antes era común que los maestros "corrigieran" a sus alumnos con reglazos, pellizcos o zapes, se ha demostrado que esas actitudes causan tensión y daños psicológicos en los estudiantes, llevándolos a manifestar cuadros depresivos, ansiedad e incluso, tendencias suicidas.
El bullying o "carrilla", es una imposición de poder que involucra a dos partes: un agredido y un agresor.
Esta lucha de poderes puede presentarse en el aula complicando la distinción entre la disciplina y el abuso de poder que un profesor puede tener con sus alumnos.
"Cualquier cosa que pretenda insultar, humillar, agredir, excluir y evidenciar a un niño ante los demás son actitudes que no van dentro de la pedagogía de la disciplina", comenta Laura Morantes, coordinadora del departamento de Psicología Infantil del Centro de Psicología Preventiva y Psicoterapia (PSIPRE).
"En estos casos, las acciones ya no se hacen pensando en el bien común del aprendizaje", dice.
El docente que bullea a un estudiante es aquel que lo puede insultar, humillar o agredir verbalmente, por ejemplo, cuando usa frases como "nunca vas a servir para nada" o "eres un burro" o cuando lo excluye de la las actividades grupales.
Y entre los tipos más graves de bullying están el físico y el sexual, cuando hay piropos incómodos, insinuaciones y tocamientos al o la estudiante.
CHECAR SU PERFIL
Aunque el perfil del agresor varía, los expertos coinciden en que un profesor bully generalmente sufre de una alteración del autoestima (muy alta o baja), dificultad para controlar los impulsos, poca tolerancia a la frustración o puede haber vivido situaciones en las que fue bulleado.
"En algunos colegios se dan capacitaciones, pero son capacitaciones superficiales que me han demostrado angustia y presión en algunos maestros, porque se les pide que se acerquen mucho a los niños, que se involucren y que los ayuden emocionalmente y no saben cómo hacerlo", expresa Morantes.
A edades tempranas, los niños pueden no reconocer que están siendo bulleados ya que su memoria es corta, sus procesos de atención suelen durar tan solo una fracción de minuto y no cuentan con una construcción moral como para sentir rencor.
"El infante, claro que puede sentir temor, miedo o angustia, pero no lo va a poder expresar porque su capacidad de expresión verbal es muy corta, por lo que lo podrá expresar de...
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