Un mañana eterno

AutorBlanca Ruiz

EL NORTE/ México

MEXICO.- Ochenta y cuatro años corren por las venas de Gunther Gerzso. Alto y fuerte como estatua griega, asume, pero no representa la edad que tiene, esperanzado por continuar siempre al día siguiente.

"Siento que estoy empezando una nueva época en mi obra; dejo la influencia del arte precolombino y espero emprender una nueva veta que aún no podría explicar. Hemingway dejaba una frase inconclusa para poder terminarla mañana. Así yo quiero continuar al día siguiente. No tengo males físicos, no me duele nada, mis manos funcionan. Bien, pues entonces voy a seguir hasta que pueda".

Es en la tarde cuando Gerzso ofrece esta charla. El silencio se ha instalado en su casa, con el piano callado, cubierto por múltiples fotografías; blanca la estancia, blancas las vigas del techo, y brillante su pintura: rojos, anaranjados, amarillos, azules en una tonalidad llena de vida.

"Recientemente estuve en una clínica de Arizona, rodeado por unos 200 viejitos, algunos muy enfermos, en sillas de ruedas, inhabilitados, y entre ellos me sentí muy joven, aunque me doy cuenta que me puede dar un ataque al corazón. Hace dos años me operaron y me sacaron el bazo lleno de cáncer y ahora encontraron algunas células, pero las están controlando. Realmente me siento bien y quiero seguir adelante".

Gerzso inicia su día alrededor de las 7:30 horas y trabaja cerca de siete horas casi todos los días. "No me gusta trabajar desde muy temprano. Así que desayuno, leo y subo a pintar de las 11 de la mañana a las 2 de la tarde y después de comer, de 3:30 hasta las 7:30 de la tarde. Hago como seis cuadros al mismo tiempo.

"En las mañanas pinto y en las tardes dibujo. Antes me dejaba llevar por la improvisación. Ahora hago los proyectos en papel carta y preparo el cuadro para el bastidor. Antes me equivocaba mucho, ahora aprendí".

¿Cuál ha sido su mayor cuestionamiento?

"Desde siempre y aún a estas alturas, de vez en cuando tengo dudas sobre mi trabajo, y a mediodía, cuando bajo del estudio y mi mujer me pregunta cómo me fue, le digo: de la patada, mejor vamos a abrir una tienda de abarrotes".

Su esposa Gerne ha sido un apoyo constante para Gerzso. Fue ella quien trabajó cuando el pintor padeció la enfermedad llamada agorafobia durante cerca de cinco años; y al reponerse y ver que en ese entonces el cine entraba en una etapa crítica, ella le dijo: "Tú vas a seguir pintando".

"Mi esposa me apoyó a dejar el cine para dedicarme enteramente a la pintura y siempre ha...

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