Su estilo: ser innovador

AutorMaría Luisa Medellín

La tendencia del mundo gastronómico apunta hacia la libertad. Los restaurantes van a mezclar la tecnología con el entretenimiento, los olores y sabores, en un espacio menos formal y más lúdico, avizora divertido el chef Bruno Oteiza.

"Esto se va a desacartonar. Va a ser bastante más informal, lo que no quiere decir que sea un desmadre, pero sí una cosa quizá un poco más casual, más libre, en locales mucho más dinámicos.

"Por ejemplo, las cartas de vino en iPad y las mesas con pantallas de televisión y un menú de olores y temperaturas, etcétera. Todo eso a lo mejor servido en tenis y jeans, aunque sean de Armani", dice y suelta la carcajada.

Eso a él le viene de maravilla, porque si algo le gusta es innovar, no ser repetitivo.

Bruno está sentado cómodamente en una silla transparente de acrílico, en una de las mesas del restaurante Pangea, el que visitó para ofrecer una cena. Ahí comparte que en la cocina su reto es crear algo diferente, porque es mucho más provocador.

"Hay que ir por el mundo con ojos de cocinero: viendo, fijándote en las cosas, para luego pasarlo a un plato; tranquilo, relajado, sin tomártelo muy en serio", comenta el chef con su tono españolado, reforzando sus palabras con el movimiento de sus manos.

De 41 años, piel blanca y sonrisa constante, va vestido con pantalón y filipina negros.

Aunque ha venido apenas un par de ocasiones a Monterrey, asegura que le gusta el cabrito cocinado al vacío, a baja temperatura, y los mojos huastecos, inspirados en el mole.

"Me gusta comer un poco de todo: mariscos, carne, sopita. Prefiero comer poco y variado, que mucho de una sola cosa", confiesa quien ha cocinado con los grandes chefs Alain Ducasse y Paul Bocuse.

Sabe que en los últimos años las escuelas de gastronomía han proliferado en el País, y con sencillez da consejos para sus egresados.

"Hacer la escuela es importante, te da unas bases y unos conocimientos, pero una vez que sales es donde realmente empiezas a darte cuenta de cómo son las cosas.

"Lo que más recomendaría es paciencia, porque los 10 primeros años después de la escuela van a ser duros, vas a ganar poco, vas a trabajar mucho, vas a estar, quizá, en la parte baja de la pirámide de una cocina, pero todo lo que sacrifiques se te va a ir devolviendo, y al final...

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