Entrevista / Estela de Carlotto / Lucha por sanar heridas de la dictadura argentina

AutorAlberto Armendáriz

EL NORTE/ Nueva York

NUEVA YORK.- La argentina Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, y el fallecido diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello, ex Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, fueron los latinoamericanos premiados ayer por la Asamblea General de la ONU por su labor en la promoción y protección de las libertades y los derechos fundamentales.

Tras recibir una placa conmemorativa que le entregó el presidente de la Asamblea General, Julian Hunte, Carlotto habló con EL NORTE sobre el premio y el reconocimiento a su lucha que inició hace 26 años cuando su hija, Laura (de la asociación política peronista Montoneros), fue secuestrada y asesinada en 1977, durante la última dictadura argentina.

En cautiverio, Laura dio a luz a un bebé que a la fecha la infatigable abuela no conoce, aunque ha ayudado a identificar y localizar a 75 de los 500 bebés apropiados por los militares.

"Que Naciones Unidas me otorgue este premio es un broche de oro para tantos años de lucha", opinó Carlotto, al aprovechar para resaltar la ayuda de México en la extradición del ex militar Ricardo Miguel Cavallo, la que calificó como "un ejemplo de cooperación para toda América Latina".

¿Por qué cree que el reconocimiento llega ahora?

-Las dictaduras de toda América Latina hicieron un trabajo tan nefasto que generaron en la gente mucha duda e incredulidad, por lo que costó imponernos en la sociedad como que estábamos en una lucha justa. Así, con el tiempo, cada vez más la sociedad nacional como la internacional nos va reconociendo.

¿Qué se puede hacer para, más allá de tener justicia, lograr cerrar la herida que dejó en la Argentina la violación sistemática de los derechos humanos?

-La herida personal está abierta y seguirá siempre abierta. La herida nacional, como país, sólo se sanará con la verdad y con la justicia. Con que los poco más de mil 600 partícipes de la represión sean juzgados y condenados con la Constitución, con la ley. Hace poco se anularon las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y eso nos va a permitir iniciar un fuerte camino en ese sentido. Y para los jóvenes que nacieron después, que no entienden qué pasó porque se les cuenta mal la historia, lo que queremos es que la educación formalice la inclusión del respeto de los derechos humanos y la historia reciente como materia concreta y no como efemérides. Lo que hay que inculcar a los jóvenes es la obligación de participar, que no sean indiferentes a...

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