Es insignia del #MeToo

AutorEl Norte / Staff

PARÍS.- Una de las escenas que serán más recordadas cuando se cuente la vida de Adèle Haenel en el futuro, no está en una de las decenas de películas que ha rodado esta joven actriz francesa.

Fue el momento en que se levantó indignada de su butaca, en la sala Pleyel de París donde se llevaba a cabo la gala de los premios César, y abandonó el espacio gritando "la honte!, la honte!" ("¡vergüenza!").

Lo anterior en modo de protesta tras anunciarse, al filo de esa medianoche del 28 de febrero de 2020, que el César al Mejor Director sería entregado al director Roman Polanski, acusado de violar a una menor.

Su grito de furia recogió toda la rabia y frustración acumuladas por las asociaciones de feministas que habían advertido de que conceder un galardón tan personal a un hombre acusado por varias mujeres de violación, era un insulto a los esfuerzos para denunciar la impunidad de los abusos sexuales en el mundo.

O, como lo dijo más explícitamente la propia Haenel en una entrevista a The New York Times en vísperas de la polémica gala, premiar a Polanski era como "escupirle en la cara a todas las víctimas".

Esa protesta es ya uno de los hitos de los César y, también, de la lucha feminista de Francia.

Muchas mujeres portaban una foto suya saliendo de la sala y con su "vergüenza" de lema en la marcha celebrada el pasado 8 de marzo en París por el Día Internacional de la Mujer, en la que ella también participó.

Otra cosa es lo que le pueda pasar a su carrera tras este desafío no solo contra uno de los grandes del cine francés, sino contra la propia Academia del Cine.

Pero si alguien puede arriesgar en el cine es Haenel...

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