Es agresión infantil una dolorosa tarea

AutorGabriela Mitri

Hace dos años, cuando entró al Jardín de Niños Melchor Ocampo, Melissa era una niña risueña y sociable, pero bastó sólo una semana en la escuela para que la pequeña de 5 años se volviera retraída, callada e insegura.

Para Melissa, cada día escolar representa una pesadilla. Cada vez con mayor frecuencia llega llorando a casa. Ella, como por lo menos un 2 por ciento de los niños, es víctima de "bullying" u hostigamiento por parte de sus compañeros.

Todos los días, sus compañeros hacen a la pequeña blanco de ofensas y burlas, la llaman "gorda" y "prieta" y la aíslan de manera en que Melissa tiene que pasar todos sus recreos comiendo su lonche sin compañía; incluso, varias niñas han llegado a golpearla.

"Nadie se quiere juntar conmigo", dice muy bajito la niña, cubriéndose con las manos los ojos, "mis amigas me dicen cosas feas y yo me voy a otra parte a jugar solita".

Al escuchar a su hija decir esto, la mamá de Melissa no puede evitar reflejar en su rostro una profunda tristeza, que por momentos se transforma en coraje e impotencia por no poder hacer algo para ayudar a la pequeña.

"Me parte el corazón ver a mi hija llorando cuando viene del kínder", dice la madre con la voz entrecortada, "me ha llegado a decir que no es feliz".

Melissa ha hecho hasta lo imposible por ser aceptada por sus compañeras, no sólo ha llevado sus muñecas y dulces para compartir a la escuela, también ha dejado de comer para adelgazar y que ya no la llamen "panzona".

Actualmente, la niña recibe terapia psicológica para tratar el problema de autoestima y desinterés que le han provocado los continuos ataques de sus compañeros, pero su progreso será lento y difícil mientras siga recibiendo agresiones de ese tipo en la escuela.

Y aunque el "bullying" pudiera parecer una conducta normal entre los niños, no debería pasar desapercibida para los adultos, pues a menudo pueden acarrear consecuencias dramáticas entre los agredidos.

Para muestra de lo que casos extremos de hostigamiento pueden detonar, sólo basta tener en mente la masacre ocurrida hace cinco años en la Secundaria de Columbine en Colorado o la reciente matanza que perpetró un adolescente contra sus compañeros de clase.

"Este tipo de conductas pueden ir desde burlarse de alguien hasta aprovecharse de él, quitarle sus pertenencias, exigirle dinero y hasta convertirlo en blanco de agresiones físicas", explica Marina Pérez, presidenta de la Asociación de Psicólogos Escolares.

Las agresiones suelen variar según el...

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