Entrevista / Michel Rojkind / 'En la arquitectura nunca se llega a nada'

AutorRicardo Dorantes

¡Atención!, de eso se trata la arquitectura, advierte Michel Rojkind, de ver qué pasa alrededor, cómo cambian los entornos, cómo se recrea. Y eso les recomienda a las nuevas generaciones: mucha atención.

Rojkind, todo de negro, de traje y con playera, zapatos café, barba de ocho meses y ojos azules, está en su oficina atendiendo esta entrevista. Ya se levantó muy temprano, hizo ejercicio, llegó a su despacho en bicicleta -porque no usa automóvil-, pidió una taza de café y está listo para la siguiente pregunta.

Hace tiempo que es reconocido como un arquitecto sui géneris, que irónicamente tocó la batería en un grupo llamado "La Gente Normal". Ahora crea plazas públicas en donde sólo había cines, convierte la fábrica de chocolate en un museo y propone áreas verdes en los techos de los centros comerciales.

Una anécdota: en marzo pasado ofreció un recorrido por la Cineteca Nacional al cineasta Peter Greenaway. Llegaron a un jardín donde las parejas se besaban, las familias convivían y los amigos se reían, todo mientras esperaban la próxima función al aire libre.

Lo mejor de la Cineteca, le dijo Greenaway al arquitecto mexicano, es la experiencia que puede producir el cine.

Y, pues, nada, así es la arquitectura de Michel Rojkind.

¿Cómo es que eliges la arquitectura cuando ya tenías un camino empezado en la música?

La verdad es que empiezo a estudiar arquitectura sin saber mucho qué quería. Y es durante los viajes como músico, en las giras, que me cae el veinte de su importancia. En cada lugar que visitábamos veía condiciones diferentes de infraestructura, desde los aeropuertos hasta el transporte, y cómo convivía la gente en cada entorno: más que un edificio en particular, era la plaza que generaba alrededor lo que me llamaba.

¿Extrañas la música?

La extraño en el sentido de la provocación porque la música tiene una magia instantánea cuando estás en el escenario ante mucha gente, algo que no sucede con la arquitectura, que hay que pensarla, preproducirla y se tarda demasiado tiempo en que suceda. Es muy diferente, pero no he dejado de ser un melómano de corazón.

¿Cómo defines tu proceso creativo?

Básicamente, el proceso creativo es la capacidad de poner atención a las cosas: el qué te detona para crear. También se trata de encontrar áreas de oportunidad; el caos y la crisis se convierten en esas áreas de oportunidad, y en una Ciudad como la que vivimos son una constante.

¿De qué forma se fortalece ese proceso?

Tiene mucho que ver con las...

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