Entrevista / Juan Velásquez / 'Es un gran mito' matanza de 1968

AutorJorge Ramos Ávalos

Arturo "El Negro" Durazo, el ex jefe policiaco acusado de rampante corrupción, también fue uno de sus clientes. Muchos llaman a Juan Velásquez "el abogado del diablo".

¿Por qué le dicen así?, le pregunté de entrada. "Por algunos de mis defendidos a los que han calificado malamente de diabólicos", me contestó tranquilo, sin alterarse, sin levantar la voz.

"¿Por qué defender a algunos de los hombres más odiados en la historia moderna de México?", insistí. "Porque tienen el derecho a una defensa... y porque me piden que yo sea su defensor. No, no pierdo casos", respondió.

Es conocido por sus clientes, sí, pero también por sus resultados. La estrategia legal de Velásquez es muy sencilla: sólo toma casos que sabe que va a ganar. "Estudio sus casos y me convenzo de su inocencia... A lo mejor he defendido a personas que han sido las más influyentes y las más ricas; sin embargo, ni todas sus influencias, ni todo su dinero las habrían podido liberar de un procedimiento judicial".

Velásquez se declara "apartidista" y dice tener amigos en casi todos los partidos políticos -el PRI, el PAN, el PRD, el Verde Ecologista...- "sin ser yo miembro de partido alguno".

Entre la impresionante lista de sus clientes no hay sólo políticos. Están también bancos, empresas privadas, medios de comunicación y famosas víctimas de la violencia en México. Diana Laura Riojas -viuda del asesinado candidato priista a la Presidencia Luis Donaldo Colosio- y las hijas de José Francisco Ruiz Massieu -también asesinado en 1994- buscaron sus consejos legales.

Velásquez, a sus 57 años, es un hombre metódico, amante del orden y, sobre todo, disciplinado. "Ve mi pelo corto", me enseñó. Sus lentes, modernos, sin aros, apenas tocaban las canas sobre sus orejas. Cada pelo en su lugar, todo engomado hacia atrás. Y luego siguió dando muestras de autocontrol. "Mis zapatos limpios. Me levanto a las cinco y media de la mañana. No bebo. No soy de fiestas. No soy de grupos. No soy sociable". Su corbata de bolitas cubre perfectamente el cuello blanco de su camisa. El saco beige le cae como mandado a hacer.

De niño, Juan Velásquez acompañaba a su padre, otro abogado, a los tribunales. A los 13 años lo internaron en una academia militar y a los 21, a punto de graduarse de la escuela de leyes de la Universidad Nacional Autónoma de México, decidió no participar en las marchas y protestas estudiantiles que marcaron 1968. Quizá eso le salvó la vida.

Hoy, como abogado del ex Presidente Luis Echeverría, Velásquez asegura que su "cliente" no es corresponsable por la matanza de estudiantes en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 -cuando era secretario de Gobernación- ni ordenó, ya como Presidente, la masacre del jueves de Corpus el 10 de junio de 1971.

Echeverría ha sido acusado de genocidio por la muerte de varios estudiantes en 1971 y espera una decisión de la Suprema Corte de Justicia de México.

¿Usted es amigo de Luis Echeverría? -le pregunté a Velásquez.

Sí, claro, amigo personal -me respondió.

¿Le parece buena persona?

Absolutamente, no podría defender a alguien que me pareciera mala persona.

¿Cuánto le paga Luis Echeverría por el caso?

No, el de Echeverría es un caso que he estado defendiendo estrictamente por amistad. No me interesa ganar un peso.

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