Entrevista/ Enrique Norten / 'La arquitectura no es un arte'

AutorTania Romero

Enrique Norten asegura que llegó tarde a la arquitectura porque empezó la carrera en la Universidad Iberoamericana en 1972, cuando tenía 19 años, después de un breve paso por la UNAM, donde se había matriculado en Negocios. En realidad no sabía qué quería estudiar.

Durante sus primeros años como alumno de arquitectura no tenía algún profesional a quien admirar dentro de esa disciplina, simplemente, por desconocimiento.

Hoy, a casi medio siglo de su inicio en el mundo de la arquitectura, TEN Arquitectos (Taller de Enrique Norten Arquitectos) tiene oficinas en la Ciudad de México, Nueva York y Miami, cuenta con más de 100 obras construidas y suma varios premios internacionales. Además, el creativo ha sido profesor en las universidades de Yale, Harvard, Cornell y Columbia, entre otras.

De buen ánimo y seguro con una gran sonrisa detrás del cubrebocas (medida sanitaria ante el Covid-19), se jacta de ser el único que aún usa los lápices que están al centro en una pequeña sala de trabajo, en sus oficinas en la Colonia Condesa, cuyas puertas nos abrió para platicar sobre la visión que tiene de la profesión.

+ ¿Cómo era la arquitectura en los años 70?

Vivíamos en un país muy cerrado, no sólo en arquitectura. Había tres marcas de coche, podías comprar un Ford, un Chrysler o un Chevrolet, no había más. En la vida académica sabías muy poco de lo que estaba pasando en otros lugares.

La arquitectura, además, era vista como una profesión de niños ricos, yo no vengo de una familia rica, yo trabajaba y estudiaba para pagar la universidad. Había un grupo que se consideraba parte de una cierta aristocracia, si no pertenecías, no tenías acceso a un encargo, entonces no había oportunidades, no había información y yo me sentía muy limitado.

+ ¿Por eso se fue a estudiar al extranjero?

Sí, y también era muy raro. Hice la Maestría en Arquitectura en la Universidad de Cornell. Me fui becado por el Conacyt, pero tuve que hacer un montón de trampas porque no había becas para arquitectura, no era una disciplina que el País considerara esencial. Dije que iba a hacer otra cosa, de planeación urbana. Después me hice ayudante de un maestro y colaboré con una fundación. Estuve dos años en la maestría y me quedé un año más, ahí empecé mi aventura internacional. Volví a México, pero nunca dejé de tener un pie fuera.

+ ¿Qué tipo de arquitectura desarrolló cuando regresó al País?

Era la época del gigantismo priista, de estos grandes presidentes con grandes obras de legados...

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