Entrevista / Diego Villaseñor / 'Hacemos arquitectura emocional'
| Autor | Andrea Martínez de la Vega |
Las maravillas del medio ambiente observadas durante la infancia y que toman la forma de las piedras, el sol, las flores o el atardecer dejaron una huella en el arquitecto Diego Villaseñor, quien hoy en día designa a la naturaleza como la protagonista de sus proyectos.
Artífice de más de 100 obras residenciales y hoteleras en México, Latinoamerica, Europa, Medio Oriente y Asia, el creativo nacido en Tlaquepaque, Jalisco, es conocido especialmente por aquellas ubicadas en las atractivas costas nacionales.
Lugares como Los Cabos, en Baja California, Zicatela, en Oaxaca, y Punta Ixtapa, en Guerrero, son testigos de sus construcciones, en las que los materiales son de origen local y la vegetación se acomoda sin limitaciones.
Este mismo principio se aplicó a su jardín en la Ciudad de México, que se vislumbra parcialmente desde los ventanales del despacho donde comparte sus perspectivas de la profesión que ha ejercido por más de 45 años.
¿Cómo llegó a la arquitectura?
Desde joven tenía tantos intereses y me gustaban tantas cosas, que ésta fue la única profesión que se me hizo que podía conjuntar todas. Si me dedicaba al arte, a la pintura, me iba a faltar la parte técnica de hacer la cosa concreta, y la escultura igual, la razón de ser, la parte de la economía. El arquitecto tiene que ser un gran coordinador.
¿Cuál es su filosofía para diseñar?
Yo construyo hábitats donde las personas puedan desarrollarse mejor. Ésa es la función de la arquitectura de fondo, no es hacer fashion design ni hacerse rico ni tampoco vender.
Aquí somos diferentes, buscamos los orígenes y una filosofía, no un estilo estética; hacemos arquitectura emocional, porque esta profesión es parte del reflejo de una manera de vivir.
¿En qué consiste la arquitectura emocional?
No tiene nada que ver con bonito o feo, sino con que cuando llegas un lugar lo sientes. Si ves algo que te gusta se te hace chinito el cuero. Es mi manera de probar si es buena la arquitectura. Parte importante es la memoria, lo que hago es recordar ambientes, escenarios, emociones, y traducirlas con mis elementos, que son muros, materiales y formas.
¿Qué papel juega la naturaleza en su obra?
Siempre tratamos de estar en armonía con el ambiente, y eso quiere decir que te haces uno con el lugar y puedes abrirte más hacia el entorno.
No busco hacer jardines, aprovecho la naturaleza tal y como está. Soy un enmarcador de la naturaleza, a eso me dedico. En vez de pinturas, cuelgo ventanas que permitan apreciarla.
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