Entrevista / Agustín Landa Ruiloba / Imponente

AutorCristina Moreno

En las grandes capitales del mundo, el centro de la ciudad es el punto de referencia, donde ciudadanos locales y extranjeros buscan los mayores atractivos de muy diferentes categorías, ya sean laborales, comerciales y recreativas.

Precisamente para que el centro de Monterrey no detenga su evolución fue que un empresario regio decidió apostar a la revitalización de tan importante zona al construir un edificio de usus múltiples, Pabellón M, que ahora, a punto de ser terminado, ya es considerado un símbolo arquitectónico de la ciudad por su estratégica ubicación, sus vialidades y su arquitectura.

Con el apoyo de un gran equipo, el Pabellón M no sólo apuesta a la renovación, sino que invita a que más edificios de este tipo le inyecten nueva energía a la capital de Nuevo León.

Foto: Juan José Cerón

Regia modernidad

Cristina Moreno

Su altura de 208.76 metros lo hace de entrada imponente, pero el Pabellón M tiene otras características que lo convierten en un símbolo arquitectónico de Monterrey si además se considera su estratégica ubicación en pleno corazón de la ciudad y su acceso a las vialidades más importantes.

Pero la construcción de este edificio de 52 niveles no fue de un día para otro, ya que empezó a gestarse hace unos 7 años en la mente del empresario inmobiliario Salomón Marcuschamer, quien contactó al despacho del fallecido arquitecto Agustín Landa Vértiz para diseñar el proyecto, explica Agustín Landa Ruiloba, el artífice que continuó con la labor que inició su padre, junto con otros miembros del staff.

"Se plantea hacer en un terreno del centro un desarrollo para toda la gente de Nuevo León y del País, un desarrollo con múltiples usos para que todos lo puedan usar y lo puedan vivir", explica.

Rolando Martínez, otro arquitecto involucrado directamente, agrega que cuando empezaron a concebir la idea, el Centro de Monterrey estaba abandonado en muchos sentidos, pues no se estaba haciendo desarrollo inmobiliario.

"Parte de la idea que tenía el ingeniero (Marcuschamer) era regresarle a la ciudad, hacer algo para detonar el centro y hacer algo significativo para la ciudad en escala, en usos, en tecnología y finalmente un proyecto inmobiliario tiene que responder a una necesidad y, ¿qué necesidades se plantearon?, que hubiera hotel, porque hay demanda de hoteles, oficinas, que hay demanda de oficinas".

Tomando en cuenta los poco más de 19 mil metros cuadrados de terreno se empezaron a originar ideas de lo que se podría edificar. De hecho inicialmente se pensó en que fueran 2 torres, pero todo fue cambiando con el paso del tiempo.

Al final, Pabellón M queda conformado por hotel (ubicado en la parte baja del edificio), oficinas (en la parte alta), club ejecutivo, sky bar, centro de convenciones, plaza comercial, auditorio, además de un área de restaurantes.

"El mercado es cambiante y en un proyecto de esta escala toma tiempo para que se vayan acomodando las piezas, en el proceso va cambiando y se va ajustando a las necesidades", aclara Martínez.

Los materiales saltan a la vista, pues predominan concreto, acero, cristal. Por otra parte, el auditorio de forma elíptica es una estructura híbrida de concreto lanzado y acero, mientras que el recubrimiento exterior es una fachada ventilada.

"El piso es una piedra tecnológica italiana y es como un porcelanato negro, pero le llaman piedra tecnológica porque tiene características que lo hacen muy bueno; es a base de gravas naturales y arenas, hechas a la medida, para tener estos reflejos", explica Martínez. "El techo es un plafón espejo, entonces entra la luz, pega en el piso, refleja en el plafón".

Y sí, Pabellón M ya se encuentra en...

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