Enrique Krauze / Sufragio efectivo, no reelección

AutorEnrique Krauze

El Presidente López Obrador ha prometido repetidamente que no se reelegirá.

En días recientes firmó una carta en ese sentido, que tiene el carácter de un compromiso con la Historia. Ningún otro Mandatario en la era contemporánea ha asumido la obligación de externar una promesa semejante.

Sólo Porfirio Díaz, el epónimo de la historia moderna, declaró algo similar en la entrevista con James Creelman de 1908. A los 78 años de edad debía hacerlo, no sólo por el apego que le había tomado a la silla, sino porque entonces la reelección no estaba prohibida en la Constitución. Todos sabemos que Díaz incumplió su promesa.

No hay motivo para pensar que López Obrador faltará a la suya, menos aún cuando para él Madero es uno de los grandes personajes de la historia mexicana. Su única crítica a Benito Juárez, a quien admira sobre todos los Presidentes, apunta a sus repetidas reelecciones.

Pero en su promesa de no reelegirse López Obrador no se remite al Artículo 83 constitucional ("el Presidente de la República... en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto"), sino que traslada esa potestad de la ley a su persona. ¿Por qué lo hace?

López Obrador no se concibe sólo como un Mandatario en un régimen democrático -que sin duda lo es-, sino como la encarnación del pueblo soberano. He explicado las raíces teológico-políticas de esta legitimidad en mi libro "El Pueblo Soy Yo".

A partir de esa confluencia de legitimidades, su deseo personal es limitar su periodo a los seis años. Si el pueblo decide revocar su mandato, lo obedecerá. Pero ¿qué ocurriría si, llegado el momento, el pueblo decidiera refrendar ese mandato más allá de los seis años? Según su propia lógica, podría no tener más remedio que obedecerlo.

El tema oscurece el ambiente, ya de por sí polarizado. Está en manos del Senado de la República disipar toda duda y asegurar que la reelección no ocurra bajo ninguna circunstancia. Sería la consagración definitiva, para el siglo 21, del "Sufragio efectivo, no reelección" que es la columna vertebral de nuestra vida política.

El principio del "sufragio efectivo" es esencialmente democrático. Si no se cumple, es imposible determinar la voluntad mayoritaria y establecer un Gobierno legítimo. Pero sin la "no reelección", principio esencialmente liberal, ese mismo Mandatario puede caer en la muy humana tentación de perpetuarse en el poder, sepultando a la democracia. De ahí la buena fórmula de Madero.

En el siglo 20, el sistema político...

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