Enrique Krauze / Contra el olvido

AutorEnrique Krauze

"Todo se ha dicho ya, pero como nadie escucha es preciso contarlo de nuevo".

André Gide,

Le Traité du Narcisse

No está escrita la historia definitiva de la democracia en México. No lo está, en la doble acepción del término: ni como texto ni como realidad.

Hoy, quizá más que nunca, es necesario volver al origen para recordar la naturaleza plural de sus protagonistas y reafirmar su inseparable vínculo con la libertad.

Más allá de sus antecedentes venerables en los siglos 19 y 20 (la saga de los liberales en la Constitución de 1857, la Reforma y la República Restaurada, el apostolado de Francisco I. Madero y su desdichada Presidencia, el movimiento vasconcelista, la fundación del PAN por Gómez Morin y su "brega de eternidades", los aportes de pensadores de izquierda como Narciso Bassols), la democracia moderna en México tiene dos etapas claras: la batalla y la construcción.

La primera transcurrió a lo largo de tres décadas, de 1968 a 1997, año en que por primera vez tuvimos en México elecciones supervisadas por un Instituto Federal Electoral independiente. La segunda es una obra evidentemente inacabada.

La batalla fue larga, ardua, no pocas veces sangrienta. La protagonizaron mujeres y hombres de todas las filiaciones políticas y personas sin filiación, artistas, periodistas, intelectuales, académicos, estudiantes, sindicatos, ex guerrilleros, empresarios, sacerdotes, grupos de la embrionaria sociedad civil.

Todos convergieron poco a poco en un proyecto de transición democrática que todavía en los años 80 parecía imposible y hasta inimaginable.

Lo era, en efecto, para la élite del PRI que desde 1968, esgrimiendo siempre la razón de Estado, se había resistido de mil formas al cambio, hasta que el cambio se le impuso.

La democracia no llegó, como imaginaba don Jesús Reyes Heroles, por una reforma interna del PRI que aclimatara paulatinamente las costumbres e instituciones democráticas abriendo rendijas a la oposición, sino, como previó Gabriel Zaid (Escenarios sobre el Fin del PRI, Vuelta, junio de 1985), por una exigencia de diversas fuerzas externas al PRI, que la volvieron inaplazable.

La batalla democrática fue una hazaña de la pluralidad.

Hay que poner rostro a esa pluralidad. Recordar a quienes, en distintos grados y momentos, imaginaron, inspiraron, alentaron y produjeron el cambio democrático. Y sin ánimo de revancha, para honrar a la verdad, recordar también a quienes se alzaron de hombros y a quienes se opusieron de buena o mala fe.

El...

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