Enrique Krauze / El líder frente al tirano

AutorEnrique Krauze

Hay lecciones importantes en la obra "Tres Días en Mayo", que se presenta en el Centro Cultural Helénico de la Ciudad de México. Se trata de una pieza en dos actos del dramaturgo inglés Ben Brown, que se escenificó exitosamente en Londres en 2011.

Traerla ha sido un acierto. México está necesitado de liderazgo ético, no sólo para encarar el posible arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, sino también ante la hidra de mil cabezas del crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción y la impunidad. Y para ilustrar cómo se comporta un líder ético, nadie mejor que el personaje central de la obra: Winston Churchill.

La historia que cuenta es estremecedora. En mayo de 1940, la sombra del Tercer Reich avanzaba por Europa Occidental amenazando con cumplir su destino manifiesto de opresión universal. Las tropas nazis habían invadido Bélgica, Holanda y Francia.

El 15 de mayo, Paul Reynaud, Primer Ministro francés, confesaba por teléfono a Winston Churchill (recién nombrado Primer Ministro, en sustitución de Neville Chamberlain) que Francia estaba derrotada.

Esa sorprendente indefensión dejaba vulnerable a un vasto sector de las tropas inglesas atrapadas en Calais (donde morirían 50 mil soldados), mientras que otro contingente permanecía a la espera de una desesperada e incierta evacuación, que ocurriría dos semanas más tarde, en Dunkerque.

Para contener el desastre, Lord Halifax (miembro conservador del Gobierno de coalición) empujaba un arreglo con la Italia de Mussolini, que hasta esos días permanecía neutral. Para alcanzar un equilibrio que persuadiese a Hitler de firmar un armisticio, había que ceder Suez, Malta, Gibraltar y otras posesiones. Churchill se oponía. Nada que comprometiera la dignidad del pueblo británico, nada que insinuara debilidad o derrotismo, era admisible.

Los tres días a que alude el título fueron el 26, 27 y 28 de mayo. El escenario es el salón donde se reúne el Gabinete de Guerra del Gobierno de coalición.

Cinco personajes discuten acaloradamente el destino de Gran Bretaña, de Europa y el mundo. El propio Halifax y su compañero de partido Chamberlain, los liberales Attlee y Greenwood, y Winston Churchill, el viejo león de 66 años, antiguo liberal vuelto conservador en los años 20, y que con gran apoyo popular acababa de suceder a Chamberlain como Primer Ministro.

El secretario de Churchill registra lo sucedido: opera como un eficaz narrador de la historia.

Los liberales se niegan radicalmente al dialogo con il signore...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR