Enrique Krauze / ¿Juárez, Madero, Cárdenas?

AutorEnrique Krauze

La historia es la Sagrada Escritura de Andrés Manuel López Obrador y él es el oráculo que la interpreta. El lema de su movimiento, "Juntos Haremos Historia", es la anunciación de la "cuarta transformación" de México, tan trascendental como la Independencia, la Reforma y la Revolución. Y, para pasar a la historia, ha dicho repetidamente que quiere estar a la altura de Juárez, Madero y Cárdenas. Vale la pena analizar la sustancia de esas ideas.

En primer lugar, la sustancia psicológica. Que yo recuerde, ningún candidato presidencial desde Guadalupe Victoria hasta Peña Nieto ha postulado -ni siquiera especulativamente- su sitio en la historia antes de que la propia historia emitiera su veredicto.

En segundo lugar, la sustancia filosófica. Su teoría corresponde a un historicismo decimonónico, desacreditado en sus dos vertientes: la creencia en el libreto de la historia y la idolatría de los héroes. Para AMLO, el libreto culmina con él y el héroe definitivo es él. Festejar la concentración del poder en el héroe que supuestamente "encarna" la historia es alimentar el culto a la personalidad, abdicar de la responsabilidad ciudadana, sacrificar la libertad.

En tercer lugar, la sustancia histórica. He releído el discurso que Juárez pronunció el 15 de julio de 1867, al regresar victorioso a la Capital de la República tras la caída del Imperio. Consta de 688 palabras, de las cuales sobresalen las siguientes: Leyes (seis menciones), Derecho, República, Libertad o libres (cinco menciones cada una), Constitución (tres menciones). Esas palabras no forman parte del vocabulario de López Obrador.

Tampoco el apotegma de Juárez "El respeto al derecho ajeno es la paz", corazón de aquel discurso, corresponde a su visión política. Aunque utiliza la palabra "respeto", lo hace con un sesgo irónico. El "derecho" le ha parecido siempre un arma de los poderosos para aplastar a los oprimidos. "Lo ajeno", es decir, el otro, si no es un aliado, es un enemigo. En cuanto a "la paz", no resulta de un orden constitucional que la procura sino del "amor" que el líder predica.

Juárez contribuyó a separar a la Iglesia del Estado. Su religión pública era la ley. Ninguno de estos hechos distintivos corresponde a AMLO. De ganar la elección podrá vivir en Palacio Nacional como Juárez, podrá ser austero como Juárez, podrá repetir frases de Juárez. Pero no es Juárez.

Madero sostenía que "el poder absoluto acabó con las libertades públicas, ha hollado la Constitución, desprestigiado la...

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