Enrique Krauze / Por un canal cultural

AutorEnrique Krauze

"Hace falta más televisión cultural patrocinada por la iniciativa privada", escribe Gabriel Zaid en su reciente libro "Dinero para la Cultura". Zaid sostiene que la próxima licitación "debería estipular la finalidad cultural". Parece utópico, pero no lo es. A lo largo de los años he pensado muchas veces en la programación de un canal cultural. Creo que tendría una gran aceptación, que sería rentable y que contribuiría a la maduración cívica de México.

Comienzo por la experiencia de maestros cercanos. Al final de su vida, don Daniel Cosío Villegas participó en dos proyectos culturales para la TV privada: sus charlas sobre temas de política internacional y el guión de la "Historia Mínima de México" (que luego de su muerte se convirtió en el popular libro).

Octavio Paz retomó la idea en diversas series sobre arte, literatura, pensamiento, historia y cultura que convocaron un público muy amplio. Algunas de esas series -sin hipérbole- hicieron historia. La clave estaba en la excelencia del contenido y la producción, pero también en la promoción: el canal invertía en informar al público sobre esos programas. Y el público respondía a la oferta cultural, igual que ha respondido masivamente a las muestras fotográficas convocadas por el Gobierno del DF, los conciertos en el Auditorio o las exposiciones del INBA o el INAH.

Existía entonces un buen canal cultural, el canal 9, dirigido por Miguel Sabido, que incluyó en su programación excelentes obras de teatro. Imagino el éxito que tendría en televisión la puesta en escena que Hugo Hiriart acaba de hacer del "Rey Lear". El secreto está en cuidar todos los detalles, como lo hace la BBC: la escenografía, la iluminación, la fotografía y desde luego las actuaciones. Los grandes actores que alguna vez pasaron por la TV comercial provenían del Teatro Universitario. Un canal cultural podría acercarse nuevamente a esa escuela y aprovechar su experiencia acumulada en la producción de dramas, tragedias, comedias de todas las tradiciones.

El cine tiene enormes posibilidades de explotación cultural. Imaginemos esta secuencia: la transmisión semanal de una película (enmarcada en un ciclo sobre un tema, director, actor) seguida de una conversación de críticos que retomen ángulos, historias tras bambalinas. Sería una cátedra de cómo ver cine, que muchos agradecerían. La música podría tener un tratamiento similar. Los mayores preferirían quizá la clásica y los jóvenes se darían cita para escuchar un concierto con los...

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