El enigmático 'un momentito'

AutorRosaura Barahona

Como ya señalamos, la expresión "un momentito", que debería significar un lapso de tiempo breve, no necesariamente significa eso. Con frecuencia, es algo que se dice por cortesía en lugar de "espérese" o de "no sé cuánto me vaya a tardar".

Cuando un restaurante está lleno, en un país como Estados Unidos, los encargados le dirán cuánto tiempo falta para que haya una mesa disponible y lo invitarán a sentarse y a tomar una bebida. Casi siempre será menos de lo que le dicen, de manera que, si usted estaba dispuesto a esperar 10 minutos, a los cinco o seis lo invitarán a pasar y se sentirá muy bien de no haber esperado mucho tiempo.

Aquí no es así. Aquí un momentito (o cualquier expresión temporal) puede significar, de veras, desde un momentito hasta no tengo la más remota idea.

Alguna vez hice un viaje en avión con mis tres hijos entonces pequeños. Mi esposo no pudo acompañarnos, de manera que planee un vuelo temprano para que ellos pudieran subir al avión sin sueño y disfrutar del viaje. De regreso a casa, llegué al aeropuerto y como me extrañó que no nos llamaran a abordar a la hora acostumbrada, indagué en el mostrador y sólo entonces supe que el avión venía atrasado. Eran las dos de la tarde. Pregunté qué tan atrasado venía y me dijeron que media hora.

Media hora después al ver que tampoco nos llamaban, volví a preguntar y me dijeron que se había atrasado otra media hora. Pedí hablar con alguien responsable pero no había nadie, sólo el joven del mostrador que repetía "Yo no sé nada, sólo que el avión viene atrasado media hora". Le pregunté si estaba seguro de que sería sólo media hora más y me dijo: "Yo creo que sí, pero no estoy seguro". Le dije que si no estaba seguro yo me iría a la ciudad a dormir en un hotel con mis tres niños. El joven entró, hizo una llamada y regresó a asegurarnos que en media hora estaría ahí el avión.

El vuelo se pospuso una y otra vez "sólo por media hora y ahora sí ya es seguro", y cuando decidí pedir un taxi, ya no había ninguno disponible. Mis hijos se durmieron en los sillones de la sala de espera. El avión llegó a las 2 de la mañana. Doce horas después. Cuando empezaron a abordar yo me quedé, impotente, contemplándolos porque no se despertaban por más que les hablaba. Cargué al menor pero no podía cargar a las otras dos. Si no ha sido por dos jóvenes que se compadecieron de mí, se salieron de la fila y cada uno cargó a una niña, creo que hubiéramos dormido en el aeropuerto.

Sé que usted se estará preguntando...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR