Le encanta ser el 'zapateibol'

AutorImelda Robles

Los diseños de Ramón Hernández, "el zapateibol", no están sólo en escenarios con tubos y luces brillantes.

Hoy se observan en estadios de futbol, zapaterías, tiendas de disfraces y de novias, y ya llegaron a la UANL.

El zapatero de 66 años hace zapatos al gusto. No importa el color, la altura del tacón o la plataforma o la extravagancia del diseño. Él satisface la creatividad de sus clientas.

UN NUEVO NICHO

Risueño, don Ramón se dice a sí mismo el "zapateibol", y le encanta.

En el 2004, abrió un nicho de mercado al empezar a hacer calzado para bailarinas de tubo, algo que ningún zapatero realizaba en la Ciudad.

"Se nos complicó el asunto con el zapato chino; estábamos ya mordiéndonos o peleándonos entre nosotros para que nos compraran y bajando los precios para poder competir", expresa don Ramón, hombre sencillo de conversación amena.

"Dije: 'tengo que hacer otra cosa que no tenga competencia'".

Los zapatos para bailarinas de tubo fueron sólo el inicio en su reinvención de un oficio casi extinto.

La idea de hacerlos se la dio una "nana" del Bar Elefante que atendía a las bailarinas y llegó a su taller buscando ese calzado.

"El único que tenía (esos zapatos) era la Pulga Río que contrabandeaba el zapato", enfatiza.

Ahora, don Ramón surte este tipo de calzado a negocios de ese centro comercial y zapaterías.

El zapatero llegó a ir al DF y tras una infinidad de trámites consiguió el permiso para importar la suela de Estados Unidos. Después él mismo ofrecía sus servicios en los antros.

"La suela del zapato chino es de un material diferente y ésa se quiebra, se sume y ésta (la de Estados Unidos) es totalmente un cristal, muy nítido; ésa ha sido la base del éxito", explica.

LE PIDEN PLATAFORMAS

En el taller de don Ramón, en Colima 511 Sur, entre 5 de Febrero y 2 de Abril, en la Colonia Independencia, donde se instaló hace 30 años, hay decenas de modelos de zapatos excéntricos con plataformas cristalinas de entre 20 y 30 centímetros de alto y tacón de aguja.

El éxito de su innovación le permitía vender en una época más de 40 pares por semana, pero bajó considerablemente en el 2010 cuando se vivió la ola de inseguridad en Nuevo León y ya sólo le compraban unos 10 ó 15 en el mismo plazo.

"El mercado bajó por el problema que hubo de cierre de antros, bajó muy estrepitosamente, pero se está empezando a reconstruir", reconoce el zapatero, quien trabaja en esta industria desde que tenía 10 años.

Ahora ya vende entre 20 y 25 pares por semana.

La...

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