Empresa / Cuentón

AutorAlberto Barranco Chavarría

De acuerdo al cálculo de los expertos, el cuentón ascendía hasta el año pasado al inaudito del 125 por ciento del Producto Interno Bruto, en un horizonte en que para atenuar el fardo en apenas una quinta parte, el gobierno estaría obligado a generar durante los próximos 20 años un superávit en las finanzas públicas equivalente al 4 por ciento de éste.

El horror engloba lo mismo los esqueletos en el clóset abandonados como herencia por el régimen zedillista, que las facturas de los alegres rescates de bancos y firmas constructoras de carreteras privadas de cuota; las deudas contraídas por las entidades federativas, o los compromisos a que obliga la Ley del Seguro Social, para no hablar de la liquidación de los bancos de desarrollo o la factura de la alocada aventura populista de Nacional Financiera en el gobierno salinista...

El gobierno foxista, por ejemplo, enfrenta obligaciones garantizadas en su momento por la Tesorería de la Federación, cuyo saldo hasta el último día de 2001 alcanzaba 986 mil 400 millones de pesos.

La carga mayor, equivalente al 53 por ciento de la deuda pública total, o si lo prefiere al 13 por ciento del Producto Interno Bruto, es decir 740 mil 500 millones de pesos, correspondía al monto global de los Pagarés Fobaproa con que se avaló la compra de préstamos chatarra de los bancos, cuyos réditos se pactaron en promedio a un monto equivalente a la Tasa de Interés Interbancario Estimado (TIIE) más dos puntos.

Traducidos éstos a pesos, estaríamos hablando de 45 mil millones al año... la mayor parte de los cuales se reclaman a título de partidas extraordinarias del Presupuesto de Egresos.

El siguiente bulto de la pesada carga lo representan los compromisos asumidos por fideicomisos y fondos de fomento, empezando por el ex Fideicomiso Liquidador de Instituciones y Organizaciones Auxiliares de Crédito (Fideliq), y continuando con el Fideicomiso Relativo a la Agricultura (Fira), que administra el Banco de México; el Fondo de Vivienda (Fovi) y el Fideicomiso para el Desarrollo Comercial (Fidec), este último en proceso de extinción.

El caso es que el 30 de octubre de 2000, a unas semanas de concluir el sexenio zedillista, la Comisión Intersecretarial Gasto-Financiamiento que desapareció el foxismo, aprobó la amortización anticipada de los préstamos vencidos de Nacional Financiera que originalmente se habían integrado al Fideicomiso de Recuperación de Cartera (Fiderca), y finalmente habían pasado al Fideliq.

El regalo, a...

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