El emisario de la fortuna

AutorMaría Luisa Medellín

Como jefe de redacción del periódico estudiantil El Borrego, Librado Rosales Ramos anunció en sus páginas la Primer Gran Rifa Anual del Tecnológico de Monterrey, hoy Sorteo Tec.

Corría 1947, y el primer premio era un automóvil Lincoln del año. También era posible ganar 12 cuadros del famoso pintor taurino Carlos Ruano Llopis, donados por la Cervecería Cuauhtémoc, tras adquirirlos para ilustrar un calendario.

Librado estudiaba la carrera de ingeniero mecánico administrador. De hecho, fue uno de los alumnos fundadores de la prepa cuando el Tec abrió sus puertas en 1943, en la vieja casona de Abasolo 858.

Hoy, este hombre de memoria envidiable a sus 85 años, comparte que en la primera rifa hubo mil 500 boletos, a 50 pesos cada uno, que se agotaron en días y el auto lo ganó Vicente Russildi González.

"En el siguiente sorteo se rifaron tres carros y se hicieron 3 mil boletos; para el siguiente, otros tres coches y consolas, tocadiscos, lavadoras. Creo que eran 5 mil boletos", dice con voz clara, llevándose el dedo índice a la barbilla.

Para entonces había dejado su carrera, era dibujante mecánico en una empresa y estaba por casarse, cuando del Tec le ofrecieron ser jefe de publicidad, en 1950, y en ese puesto permaneció cuatro décadas, es decir, del cuarto sorteo al 102.

En el comedor de su hogar, en la colonia Altavista, cuenta que debía ingeniárselas para impulsar, no sólo aquella rifa, sino las nuevas carreras y los avances de las construcciones en el Campus, ya que aquí sólo había radio y periódicos en blanco y negro.

La TV comenzaría transmisiones en 1955, con el tercer Informe de Gobierno del entonces Presidente Adolfo Ruiz Cortines.

"Agarrábamos el directorio telefónico y mandábamos cartas a nombre de quienes aparecían ahí, para promocionar los estudios que empezaban. También utilizábamos lo que ahora llaman reportajes publicitarios: una entrevista con fulano de tal que viene a implantar la carrera de ingeniero agrónomo, y su historial como director", sonríe acomodándose los lentes, tras los que se observan unos ojos vivaces.

"Luego hacíamos desfiles en las calles con los carros que se sortearían y varios agentes de tránsito nos custodiaban. Yo iba adentro de una camioneta con sonido y gritaba: 'En este momento llegan a Monterrey los automóviles de la rifa del Tec, vamos a estar en Morelos y Parás para que compren sus boletos'. Nos deteníamos en algún terreno vacío y la gente llegaba".

En otras ocasiones contrataban locutores. Uno de los...

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