Eduardo Caccia / Pirámide invertida

AutorEduardo Caccia

Una de las fotos que atesoro muestra una paradoja del mundo corporativo e incluso de la política. Hermanados por una estructura jerárquica en la que se va ascendiendo por méritos, existe una similitud poco discutible: entre más arriba, más poder. Si el edificio corporativo tiene 15 pisos, muy probablemente el poderoso despacha en lo más alto. Y por alguna razón, entre más poder, más alejamiento con las personas y con la realidad.

Así, el dueño o director rara vez intercambia palabras con los clientes, vive tan aislado que hasta le apartan el elevador para que cuando suba a su oficina no tenga la molestia de encontrarse con personas que no quiere ni necesita ver. Y lo mismo podríamos decir del presidente del partido político, del dueño de un equipo de futbol y hasta de muchos jerarcas religiosos.

En la foto aparezco a nivel de la banqueta, ese lugar que, desde las alturas del jefe, se ve junto con la ciudad como una maqueta por donde se mueven, como hormigas, los mortales, los que no tienen chofer, los que tienen que hacer sus propias llamadas telefónicas, los que tienen que traer algo de dinero en la bolsa para lo que se ofrezca, los que viven el mundo allá abajo y poco saben de las decisiones cupulares (nunca mejor aplicado el adjetivo de altura).

Estoy sentado en la pequeña barda que sirve de basamento para las rejas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, frente a una agradable plazoleta flanqueada por la calle Monte de Piedad. A mis lados están sentados trabajadores independientes que ofrecen sus oficios de electricista, fontanero y albañil, a la espera de clientes que acudan para remediar alguna carencia (otra definición de compraventa). Me han permitido sentarme entre ellos para tomarme la foto.

Esa banqueta me recuerda que para conocer las necesidades de la gente (léase consumidores, militantes, ciudadanos, feligreses, etcétera) el contacto directo, humano, y la perspectiva al mismo nivel, es insustituible para tener el pulso y no perder la sensibilidad que la estructura jerárquica va borrando. Dentro de esa estructura se dibuja una pirámide imaginaria en cuya cúspide está el de más poder, abajo de él los colaboradores y en la base, los clientes y demás mundanos. Estas organizaciones se vuelven frías, autocráticas (los monopolios y los...

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