Dos siglos de ópera

AutorRicardo Marcos G.

A 200 años de su nacimiento, la importancia de Giuseppe Verdi como compositor de óperas es incuestionable. Hoy en día varias de las piezas del músico italiano forman parte del repertorio internacional y su validez no parece haber menguado con el paso del tiempo. Éste es un vistazo al personaje y su obra.

SURGE UN CLÁSICO

Nacido un 10 de octubre de 1813, Verdi comenzó su carrera operística en 1835 con "Oberto". Recién había concluido sus estudios privados con Vincenzo Lavigna, ya que a pesar de que su talento para la música era considerable, en 1832 fue rechazado del Conservatorio de Milán debido a que ya era demasiado viejo (19 años) para ingresar a la institución. No fue Verdi, entonces, un compositor que haya mostrado un talento precoz como el de Rossini o Bellini.

A pesar del relativo éxito de "Oberto", fue hasta 10 años después, con "Nabucco", que Verdi se estableció como el joven compositor más renombrado de Italia. Su estilo inicial todavía estaba cercano a Donizetti, Bellini y Mercadante, pero ya poseía una fuerza característica en su línea melódica, una declamación más heroica, menos elegante y una orquestación impregnada por gestos marciales.

Desde el estreno exitoso de "Nabucco", en 1842, hasta "Luisa Miller", en 1849, compuso 13 óperas. Pero estos años, llamados "de galeras", son engañosos, puesto que la mayoría de sus mejores trabajos de esta época forman parte del canon verdiano principal. Con obras como "Ernani", "Macbeth", "I due Foscari" y "Luisa Miller", Verdi establece claramente un estilo íntimo y sutil que se contrapone a sus inspiraciones más externadas y "patrióticas" como "Nabucco", "I lombardi" o "La battaglia di Legnano".

El compositor vio nacer el nuevo siglo, pues falleció a los 87 años, en enero de 1901.

MÚSICA Y MADUREZ

El Verdi maduro es un orquestador de gran sensibilidad que no renuncia a ciertos sonidos violentos de los metales. Sabe hacer cantar a las cuerdas y su línea vocal todavía respeta ciertas premisas belcantistas.

También encontramos una vivacidad rítmica y en sus últimas obras un interés particular en la búsqueda de un flujo musical continuo que no tiene su origen en la influencia wagneriana, sino en su propia evolución lógica. Esto es claro en sus últimas obras, como la revisión de "Simon Boccanegra", "Otello" y "Falstaff".

Verdi empleó los coros como parte importante de sus obras: a veces como meros espectadores, a veces como partícipes trascendentales de los acontecimientos.

VASTO REPERTORIO

El...

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