Dos balas; tres víctimas

AutorBenito Jiménez

LA HUACANA, Mich.- El 18 de diciembre de 2013, dos balas del Ejército mataron a una mujer e hirieron a otras dos.

El hecho fue el parteaguas para el surgimiento de las autodefensas en este Municipio de la Tierra Caliente michoacana.

El incidente se registró entre las localidades de Zicuirán y El Chauz, ambas del municipio de La Huacana, cuando un grupo de 11 mujeres y dos varones se transportaban en una camioneta para apoyar una barricada de autodefensas.

En su paso se encontraron con dos camionetas de militares, que en ese momento estaban avocados a desarmar a los pobladores de la zona.

Érika Zárate, una agrónoma de 26 años, iba al volante.

"Prendí mis intermitentes y la luz interna, como se hace siempre, pero un soldado nos disparó a pie de carretera", dice Zárate en entrevista.

Una bala calibre 7,62 milímetros perforó el estómago de Monserrat, de 18 años de edad, y quien falleció al recibir las primeras atenciones médicas.

Otro proyectil entró en el brazo derecho de Julisa, de 17 años, luego atravesó su pecho y salió por su brazo izquierdo. Terminó alojado en la garganta de Érika.

"Si la bala hubiera salido de mi cuello, hubiera muerto, me hubiera desangrado", afirma la joven michoacana.

Ambas mujeres fueron hospitalizadas por sus medios y con sus recursos.

Mientras era trasladada a un hospital de Morelia, Érika tuvo que escupir toda la saliva para evitar ahogarse.

Recuerda que podía tocar el proyectil con su lengua.

Fue operada de urgencia, se le colocó una placa de metal y sus heridas cerraron en mes y medio. Dice que la hospitalización le causó dolores en el cuello y problemas para digerir alimentos.

Los médicos le dijeron que de milagro salvó la voz.

"Puedo hablar de milagro, a veces me incomoda hablar, pero ya es ganancia que pueda hablar, lo que no puedo es gritar".

Julisa tiene ahora seis cicatrices, dos en cada brazo y dos en el pecho.

"Sólo recuerdo que vi soldados, el tronido cuando nos dispararon, los gritos, estaba muy asustada, ahora tengo pesadillas con eso, cuando veo soldados me da miedo", lamenta la joven, quien entre las risas de sus familiares, luce seria.

El Ejército intentó remediar el asunto con 350 mil pesos para la familia de la mujer fallecida y 49 mil pesos para cada una de las heridas, dicen las afectadas.

Pero las mujeres y la madre de Monserrat no están de acuerdo.

"Sólo yo me gasté 300 mil pesos en mi operación y medicamentos. Si yo le disparo a un soldado en el cuello soy...

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