Devoción dorada

AutorHaydé Murakami

Foto: Haydé Murakami

Enviada

AYUTTHAYA, Tailandia.- Sobre su regazo y por entre los dedos de su mano izquierda caminan tres hombres.

Los cantos fervorosos de los peregrinos sólo se interrumpen por las postraciones y el sonido de las decenas de metros de tela rasgando el aire con fuerza y precisión para cubrir el torso de la figura dorada a manera de ofrenda.

Nada afuera del templo anunciaba la visión que, de no ser por la mirada serena del descomunal Buda dorado -que mide 19 metros de alto y 14 de rodilla a rodilla-, bien podría resultar espeluznante.

Muchas visitas apuradas a la zona histórica de Ayutthaya obvian la visita a este templo, llamado Phanan Choeng, pero no debieran, ya que se trata de uno de los budas sentados más grandes, antiguos, bellos y reverenciados de Tailandia.

Conocido por ser "protector de los navegantes", los tailandeses lo llaman Luang Pho Tho o "Gran padre reverendo". Se calcula que fue erigido alrededor del año 1324, es decir, unos 26 años antes de la fundación oficial de la propia Ciudad de Ayutthaya, antigua capital del Reino de Siam.

Los visitantes admiran el resto del recinto una vez pasada la impresión inicial, ya cuando pueden retirar la vista de ese par de enormes ojos de los que se dice que salieron lágrimas en 1767, justo antes de la destrucción de la ciudad por parte de los burmeses.

El edificio que lo alberga, como pasa con el famoso Buda Reclinado de Bangkok, parece quedarle chico a la figura, como si un día se hubiera comido una de esas galletas agrandadoras de Alicia en el País de las Maravillas para quedar apretada entre las columnas.

Un anciano monje sentado en...

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