Del dolor al oro

AutorJosé Luis Tapia y Adrián Basilio

Es levantadora de pesas casi por accidente. De hecho, su pasión es el baloncesto. Dos selecciones nacionales, infantil y juvenil, avalan su trayectoria como guardia armadora, posición en la que se desempeñó hasta que, por diversos problemas, el equipo se disolvió y ella decidió continuar ejercitándose en el gimnasio, a donde había sido enviada para fortalecerse.

Entonces comenzó su dolorosa pero exitosa carrera, en el club Cuicacalli, en Satélite.

"En 1993 empecé en este deporte por la insistencia de un entrenador (Ignacio Fuentes), me dijo que probara el levantamiento de pesas, pero a mí no me gustaba. El decía que yo tenía posibilidades. Con los 14 años que tenía, ya hacía 100 en sentadilla, lo cual era bueno para mi edad, entonces habló con mis padres, probamos, y me fue bien".

Un año después, en el campeonato de Norteamérica, Sur y el Caribe, su primera competencia internacional, logró el tercer lugar en la categoría de 54 kilos.

"Empecé a tener varias competencias a nivel internacional de primera fuerza y me empezó a ir muy bien, sobre todo con la gente que ya tenía mucho tiempo en el deporte mientras que yo iba como novata, todo eso me fue motivando más".

El ascenso fue rápido y aunque para esos momentos la halterofilia femenil aún no estaba incluida dentro del programa olímpico, soñaba con estar en unos Juegos.

El sueño comenzó a tomar forma en 1997, cuando llegó un fax a las oficinas del Comité Olímpico Mexicano notificando la inclusión de la halterofilia femenil al programa de Sydney 2000. Guillermo Montoya (qepd), entonces jefe de prensa, fue el encargado de darle la buena noticia a Soraya, quien de inmediato intensificó sus sesiones de entrenamiento. Ahora todo dependía de ella.

El 22 de noviembre de 1999, en el Campeonato Mundial de Atenas, Soraya terminó octava del mundo tras levantar 185 kilos (85 en arranque y 100 en envión), con lo cual consiguió su clasificación para los Juegos Olímpicos.

Fue el premio al esfuerzo, a la resistencia al dolor, a la entrega a su deporte.

Al dolor porque, desde 1995, una lesión en la rodilla izquierda estuvo a punto de privarla de lo que hoy está gozando.

"Tenía muy largo un cartílago que detiene la rótula, entonces, al bajar la rótula, me producía dolor, me lo cortaron pero no cedía el dolor; ya después me detectaron que tenía un quiste debajo de la rótula, que tenía mal el menisco y, para recuperarme más rápido, me hice microcirugía.

"Pero me salió pésima, porque no me quitaron el quiste...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR