Dolor, estrés, insomnio... ¡Puede ser fibromialgia!
Autor | Jorge Alberto García |
Estrés, dolor crónico, mala calidad de sueño, cansancio y finalmente depresión conforman el circulo vicioso de la fibromialgia, una enfermedad que aqueja mayormente al sexo femenino.
La reumatóloga Cassandra Skinner explica que este mal es más frecuente en mujeres posmenopáusicas entre los 45 y 55 años, un periodo de grandes cambios hormonales, aunque hombres y hasta niños también pueden padecerla.
"La relación mujer-hombre es de ocho a uno. Su prevalencia en la población adulta mundial es de casi 2 por ciento y es la segunda enfermedad reumática más frecuente, sólo superada por la osteoartrosis", dice la experta.
Sus causas exactas se desconocen, pero es probable que participen una serie de factores genéticos y hormonales que en algún momento se entrelazan y precipitan los síntomas.
Generalmente la paciente posee un perfil ejecutivo: está constantemente estresada, es competitiva, perfeccionista, ordenada y obsesiva, añade Skinner.
"También la fibromialgia puede ser primaria o secundaría, es decir, asociada a otras enfermedades reumatológicas, como la artritis reumatoide, lupus o esclerodermia".
Dolor y fatiga
El dolor crónico inicia en la columna lumbar y cuello y se generaliza a la mayor parte del sistema musculoesquelético, además de agravarse con la tensión emocional, el clima frío o húmedo, el ejercicio o un mal sueño.
Una característica es la presencia de 18 puntos dolorosos, distribuidos en varios sitios del cuerpo, que al presionarlos provocan dolor, destaca la reumatóloga Skinner.
"Aunque haya dormido 8 horas se levanta en la mañana como si la hubiera atropellado un tractor, se siente cansada y le duele todo y es porque también altera las fases del sueño".
Esto genera más estrés, dolor crónico y por ende mayores dificultades para dormir, lo que forma un circulo vicioso, añade.
La depresión también puede aparecer, pero no está claro si la fibromialgia. Como hay evidencias en ambos sentidos se considera una relación viciosa.
También surgen manifestaciones gástricas, migraña, disminución de la concentración, la memoria y el libido, problemas urinarios, hipersensibilidad cutánea, mareos, retención de líquidos, síndrome de piernas inquietas, entre otros.
Cómo tratarla
Para romper el circulo vicioso, el tratamiento debe combinar actividad aeróbica, fármacos y técnicas de relajación, expone Skinner.
Lo más importante es que la paciente se relaje y desestrese con meditación, taichi, yoga o acupuntura, y si tiene depresión, se recomienda...
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