Diván Especial/ Elegir el bien

AutorJosefina Leroux

La mayoría de los problemas humanos son debido a una moral inmadura que no distingue, o ignora, la diferencia entre el bien y el mal.

Gran parte de la gente identifica la moral con una lista de represiones sin sentido que unos cuantos inventaron para controlar sus vidas, cuando la moral es parte de la naturaleza humana.

Moralidad se deriva del termino latín moralis, que significa, según Chave, costumbres, modales o normas de conducta que se adaptan a los prototipos del grupo. El comportamiento moral se refiere a la regulación de cada individuo de su conducta, considerando su bienestar y el de los demás.

La esencia de la moral es la misma naturaleza del hombre, lo que significa que todo lo que le ayude a desarrollarse, a su bienestar, a su felicidad, puede considerarse moral, así como inmoral todo lo que le daña o entorpece su crecimiento o el de sus semejantes.

No se trata de la gratificación inmediata que pudiera confundirse con el bienestar; no puede decirse que un acto es bueno o moral si no involucra los derechos de todos los implicados en ese acto.

Cuando una conducta proporciona placer inmediato, pero conduce al daño físico, psicológico o social, debiera entenderse como indeseable, mala o inmoral.

Como el consumo de drogas, fumar mariguana puede provocar cierta sensación relajante o eufórica aparentemente "buena" de momento, sin embargo, puede producir daño neurológico, infertilidad, enlace con otras drogas mayores, fomentar el tráfico de drogas, etcétera, lo que la convierte en "mala" a mediano o largo plazo.

La moral fomenta los derechos de la persona; no sólo de aquélla que actúa sino de todos los que en su entorno pudieran salir afectados.

En la medida en que una persona madura, su moral considera a los demás y no sólo una serie de normas y reglas que le imponen; un ser moral actúa autorregulándose por un convencimiento propio de consideración hacia sus congéneres.

El óptimo desarrollo de la moral es la valoración y el respeto, no sólo de los seres humanos, sino de cualquier ser vivo. Al contrario, un individuo con una moral inmadura, no tiene control por lo que sus impulsos le llevan a complacerse de inmediato ante la inhabilidad de posponer gratificaciones, teniendo que vivir luego consecuencias que nunca contempló, ni midió, amén de causarle sufrimiento a los que con él conviven.

En la niñez, los padres supervisan la moralidad de los actos hasta que poco a poco, por consecuencias del propio comportamiento o la reacción de los...

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