Diván 186

AutorJosefina Leroux

Esposos codependientes

P.-Estimada Licenciada:

Le escribo porque ya agoté mis recursos, he asistido a terapias individuales y de grupo, pero aún no logro superar la situación que me tiene en una depresión insoportable.

No me gusta nada sentirme como me siento ni vivir lo que estoy viviendo y quiero ponerle remedio a ésta situación.

Soy una mujer de 33 años, tengo tres años separada de mi esposo, después de cuatro años de noviazgo, cuatro de matrimonio y un hijo.

Creía vivir un matrimonio sin problemas, nos llevábamos excelentemente bien y nunca imaginé que pudiera sobrevenir una separación, pero un día, de buenas a primeras, me tomó por sorpresa diciéndome que ya no sentía nada por mí, me pidió que nos diéramos un tiempo; yo estaba desconcertada, pero le di el tiempo que me pedía.

Nos separamos seis meses con la esperanza de que se diera cuenta de que lo que sentía por mí cuando nos casamos no era tan frágil, pero no fue así.

En ese tiempo (luego supe que desde antes) él tuvo relaciones con una compañera casada del trabajo (yo trabajé también ocho años en la misma empresa).

Después decidimos volver a intentarlo, volví con la esperanza de recuperar su amor, le eché más ganas, pero aun así no duramos un mes nuevamente juntos y entonces el me confesó sus relaciones.

Se enamoró de esta chica y me pidió el divorcio; yo me sentí morir, estaba sin trabajo, con un bebé de 3 años y sin saber cómo reaccionar, acepté darle el divorcio porque a pesar de que lo amo, no concebía que estuviera conmigo sin amor.

Para todo el mundo fue una sorpresa, todos nos veían hasta entonces como una pareja sólida y no podían creer lo que estaba pasando.

En ese inter me llamaron para regresar a trabajar a la compañía en la que ellos estaban, me armé de valor y acepté porque necesitaba volver a trabajar, pero me equivoqué en eso, porque la he pasado fatal, aunque él no rehizo su vida con la compañera de trabajo porque me imagino que a ella no le dieron el divorcio, sigue con ella y con otras más.

He soportado que la chica del trabajo me haga saber dónde y cuándo se ven, finjo que no me importa. Me ven como una mujer fuerte, que salió adelante de una separación.

Creo que estoy loca. No sé dónde quedaron mi autoestima, mi dignidad; cada vez que intento recuperar mi tranquilidad, vuelvo a verlo con alguien y vuelvo a reclamarle, a rogarle y es un cuento de nunca acabar; le he pedido que ya no me busque ni me llame si no es para algo muy necesario y del niño, pero estamos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR