Diván 186
| Autor | Josefina Leroux |
Quieren morir y olvidan a quien las necesita
P.- Estimada licenciada:
Le escribo para que me recomiende un libro que hable de cómo estar consciente de la muerte, ya que el estado de salud de mi abuela materna es delicado y a mi madre y mis tías las he escuchado decir que qué van hacer sin su mamita, que también ellas se quieren morir, olvidándose que tienen esposos e hijos. ¿Por qué no piensan en nosotros y son tan egoístas?, si la muerte, desde mi punto de vista, aparte de que es una cosa natural, es con lo único seguro que nacemos.
Me preocupa el estado de salud de mis tías ya que sufren de presión, taquicardia, azúcar; si se ponen mal de sólo pensar en la muerte de mi abuela, ahora que será cuando llegue ese momento.
Gracias.
R.- Creo que tienes razón en pensar la muerte como algo natural, sin embargo, cuando está cerca de una persona muy querida las creencias que se tienen y la teoría pueden desmoronarse con el dolor sentido.
Es que existen enormes diferencias entre hablar de la muerte que la de alguien lejano o querido, o de tu propia muerte. Los sentimientos y emociones que se producen con una y con otra son muy distintos.
Pero dices bien, es muy egoísta el sufrimiento. Por ello, cuando alguien sufre en demasía, no piensa en algo ni alguien más. Porque las emociones como el dolor, el miedo, la ira, se apoderan de la persona que las vive ensimismándola y aislándola del resto de la gente.
En el caso de una pérdida, el que la sufre lo hace porque se aferra a alguien como si le perteneciera, de aquí que pase de la negación al temor, a la rebeldía o tal vez a la desesperación y tristeza, hasta darse cuenta que existen otros allí, esperando por su renacer a la vida y al amor para compartirlo, aunque también temporalmente porque nada de lo humano es eterno. Si se amara más, podría pensarse en la que está muriendo, que tal vez deseara dejarlas con bien, y quizá percibirían a sus hijos, quienes pueden sentir que su afecto no es suficiente o valioso para provocar sus atenciones.
Pero las despedidas implican un proceso que lleva tiempo y un trabajo personal de reflexión, desapego y aceptación. También requiere la despedida de perdonar a Dios si se cree que él se llevó al ser querido.
En la Universidad Iberoamericana existe un diplomado en tanatología en el que se prepara gente para acompañar y ayudar a moribundos y a sus familias.
Si te interesa que te contacten con alguien que pudiera hablar con tu madre y tías, puedes comunicarte al 345-85-75.
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